¡Estas figuras árabes ignoradas por los suyos!
Por descuido o desconocimiento de su trabajo, muchas figuras del mundo árabe cultural y literario están siendo ignoradas por su propio público.
Salma Al Haffar Kuzbari es una poetisa siria contemporánea, figura dominante del siglo pasado (1922-2006) y famosa por sus poemas y novelas, publicados en árabe o en español, como “A la sombra de Al-Andaluz”, “Una mirada desde Sevilla”, “La víspera del viaje” o “Himno a Valencia”, escrito durante su estancia en España por el trabajo de su marido y por el cual recibió la medalla de los estudios árabes y andalusíes:
"En el fuego mágico se enlaza
El chasquido de los besos
Que causa la risa del viento aturdido
Valencia: del canto, del fuego y de la ceniza
Surge tu fe en un futuro próspero y feliz."
Pues, este año, la universidad de Brown de Rhode Island en los Estados Unidos decidió rendirle homenaje y acaba de publicar en línea, para los enamorados del arte y de la poesía siria contemporánea, toda la obra literaria de Salma de la que tomó posesión hace algunos años. Para bien o para mal, todo su tesoro está en este lugar desconocido, lejos de su tierra natal. Novelas, poemas, añadidos a la correspondencia de Salma con Nizar (Kabbani) y a todos sus artículos y conferencias con May Ziyade y Jubran Khalil Jubran. Un conjunto que le mereció el premio internacional del Rey Faisal por la literatura árabe en 1995.
Salma Al Haffar Kuzbari es una poeta particular que tiene su mundo. Uno muy particular, creado sólo por y para Salma. Esta gran nostálgica de su Damasco natal, de su casa en el casco viejo de Damasco, del olor del naranjo, del jabón de laurel, del aceite de perfume, y de su café de cardamomo, esos olores que acompañan cada verso de sus poemas. donde se mezcla la búsqueda con el amor y la composición.
En este tesoro literario, el lector encuentra su 1er libro “El diario de Hala” en el que Salma rinde homenaje al líder Saad Alla Al Jabrí, o “naranja amarga” que trata de la tragedia humana y humanitaria del pueblo palestino.
Hija de la aristocracia damasquina, su padre Lutfi Al Haffar, político, gran pensador y hombre de negocios, era un gran defensor de la Gran Siria bajo el mandato francés. Construyó el primer sistema público de agua Ayn el Fijeh en Damasco, y recomendó en su testimonio la donación de todos sus libros, sus investigaciones, a la Biblioteca Nacional para estar al alcance de cualquier estudiante sirio.
¡Quizás Salma hubiera querido tener la misma finalidad de la obra de su padre, y acabar en una biblioteca o una universidad en Siria! Pero al ver destruidos los papeles y documentos del humanista Abdul Salam Ojeili en Raqqa por Daesh, o vendidos en las calles de El Cairo, los tesoros literarios de Taha Hussein, los interesados dirían que la obra de Salma está en buenas manos ¡en los Estados Unidos!