¡Cuando la guerra obstaculiza la educación!
Según un informe de UNICEF alrededor de 158 millones de niños y adolescentes de entre 6 y 17 años viven en zonas afectadas por conflictos. La guerra les impide llevar una vida normal, y eso afecta su futuro y el futuro de su país porque los colegios se ven obligados a anular las clases, y muchas veces, de forma indefinida.
En Siria como en muchos otros países tocados por largos conflictos, las escuelas fueron bombardeadas y usadas como base de reclutamiento para los grupos armados.
De ese modo, fue normal asistir a una generación perdida con un nivel de analfabetismo importante y un fuerte desinterés a la cultura, a la educación, a la formación e información.
En este contexto sirio preocupante, nace la iniciativa de Mohammad Jabr y Hafez Hussein: “el vendedor de sabiduría”. Dos jóvenes, poetas e intelectuales, llenos de creatividad.
Bajo diferentes términos atrayentes y tentadores, como "lee 15 páginas de cualquier libro y obtén tu bebida gratis", Mohammad y Hafez tratan de “alentar a las generaciones más jóvenes a leer, una iniciativa personal, destinada a difundir la cultura y fomentar el conocimiento”.
Los primeros estudiantes de la universidad de Tartús fueron honrados durante la inauguración de la iniciativa, como acto de reconocimiento y gratificación.
Desde el principio, Mohammad y Hafez han recibido un gran apoyo mediático de la comunidad local e institucional, así se les han otorgado una licencia de kiosco móvil del Ayuntamiento de Tartús (localidad del litoral sirio) para que la iniciativa no se limite a un puesto de libros, sino que se convierta en un kiosco móvil, hasta alcanzar otras regiones de la gobernación y poder visitar otras provincias para difundir la cultura.
La iniciativa “Vendedor de Sabiduría” se lanzó a principios de noviembre, en el barrio de las universidades para estar al alcance de mano de los jóvenes, bajo una forma muy sencilla: una invitación a la lectura a esos universitarios y escolares de la generación internet.
Hoy, tres meses más tarde, el proyecto ha crecido hasta integrar a muchos voluntarios y muchas otras actividades. Como lo confirma Mohammad: “Pretendemos revalorizar los principios y la ciudadanía perdidos en los últimos años. De la lectura hemos pasado a la música con aficionados tocando en la calle, a la educación con actividades integrando a jóvenes discapacitados, ¡hasta organizar una feria con los hombres de la basura, muy a menudo olvidados, pero que son imprescindibles para nuestra cotidianidad!”