Roque Dalton, el poeta clandestino de San Salvador
Este 14 de mayo el mundo recuerda y homenajea al gran escritor que cumpliría 87 años.
“Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi
nombre
porque se detendrá la muerte y el reposo”
Estos son los versos de alguien que quiso vivir en su país y no pudo. De alguien que escribió testimonios poéticos en una Taberna. Esos son los versos de Roque Dalton, que nació el 14 de mayo de 1935 en San Salvador.
El poeta cursó estudios de Derecho y Antropología. Vivió como exiliado político en diversos países, entre ellos, Cuba. Obtuvo el premio Centroamericano de poesía y el de Casa de las Américas con su obra Taberna y otros lugares (1969).
“No es casual que sea Taberna el libro en que la poética de Roque se hace esplendorosamente coherente y donde su lenguaje da el salto que ya venía gestando la literatura. Es, otra vez, el testigo apasionado y sus instrumentos poéticos están preparados para devolvernos la complejidad de la vida que lo rodea”, resume el cubano Víctor Casaus.
De acuerdo con el sitio web El Salvador.com, en 1975 una facción del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), donde militaba Dalton, lo envolvió en acusaciones y lo condenó a muerte: lo ejecutaron el 10 de mayo de 1975.
Sus asesinos son confesos, pero a más de cuatro décadas del crimen aún no responden por sus delitos.
Tanto Joaquín Villalobos como Jorge Alberto Meléndez —exdirector de Protección Civil— ambos excomandantes del ERP, han aceptado en diferentes ocasiones estar involucrados en la muerte de Dalton.
Villalobos incluso aseguró que la muerte del poeta fue el error más grande de su vida, en entrevista para el periódico mexicano Excélsior, que fue realizada por uno de los hijos del literato revolucionario, Juan José Dalton. Él y su familia no piensan darse por vencidos. Aún tienen la esperanza de saber qué pasó con su padre, quiénes están involucrados con su desaparición y dónde están sus restos.
Mientras tanto, El Salvador y el mundo siguen recordando y homenajeando al gran Roque Dalton.
“No confundir, somos poetas que escribimos
desde la clandestinidad en que vivimos.
No somos pues, cómodos e impunes anonimistas:
de cara estamos contra el enemigo
y cabalgamos muy cerca de él, en la misma pista”.