Líbano, tradición y diversidad gastronómica en Ramadán
A la luz de la disminución del poder adquisitivo, los hogares libaneses defienden la costumbre y la ceremonia de Iftar.
Tradición, exquisitez y familiaridad describen la preparación del Iftar, cena de rompimiento del ayuno, en la continuación del sagrado mes de Ramadán en Líbano y el resto de la comunidad musulmana del mundo.
A la luz de la disminución del poder adquisitivo, los hogares libaneses defienden la costumbre y la ceremonia de Iftar mantiene aún su variedad de aperitivos, platos de carne y dulces típicos para la ocasión.
En este sentido, muchas de las familias apuestan por la elaboración en casa de los alimentos y las bebidas refrescantes debido a los altos precios en los mercados, centros comerciales, cafeterías y lugares especializados en comidas para el sagrado mes.
Tanto en la mesa hogareña como en restaurantes, cualquier menú incluye al inicio un dátil, en su condición de fruto bendito de los musulmanes y respaldado en la ciencia por su valor energético.
Ricos en fibra, así como en potasio, magnesio y vitamina B, los dátiles pueden servirse al natural, rellenos de frutos secos o incluso envueltos en coco.
La sopa (shorba), principalmente de lentejas, no puede faltar como reina de los aperitivos con el objetivo de aliviar el estómago para romper el ayuno antes de recurrir a platos más sustanciosos.
Por otro lado, los jugos naturales permiten acercarse al sabor mediterráneo y del levante a través de bebidas de albaricoque y tamarindo como las más comunes; en tanto, el jallab, es muy popular en Líbano y todo Medio Oriente debido a su composición de algarroba, dátiles, melaza de uva y agua de rosas.
En dependencia del gusto y las posibilidades económicas, en los intermedios es costumbre la presencia de quesos fritos y kibbe (masa de trigo relland e carne y piñones); mientras, los colores y la diversidad de las ensaladas de vegetales y verduras saltan a la vista.
Las reconocidas recetas de tabbule (vegetales diversos) y fatoush (a base de perejil) anteceden los platos de col, calabacín y berenjena rellenos, o en ocasiones la Mulkhiah, consistente en hierba mora y carne, ya sea de res o pollo. Todos acompañados de arroces con diferentes estilos de cocción.
El momento de mayor tradición recae en la degustación de los postres, el más famoso es el Kallaj Ramadán; aunque todos distinguen por su preparación a base de nata natural dentro de hojaldre, almíbar, fideos o crepes.
Una taza de café árabe o té, en dependencia de las preferencias, cierre la velada del Iftar, un momento marcado por la paz, el cariño y la familiaridad.