IA, paradójica tecnología entre el principio y el fin de su inventor
¿Qué pasa cuando la tecnología supera los límites de la ética e intenta suplantar al ser humano?
La Inteligencia Artificial (IA) invade casi todos los ámbitos de la vida, y la cultura no está exenta de este fenómeno inventado por el hombre.
Pero, ¿qué pasa cuando la tecnología supera los límites de la ética e intenta suplantar al ser humano?
El mes pasado algunas celebridades pasaron por la prueba y hasta parecieron posar para el pintor holandés Vincent Van Gogh en pleno siglo XXI, con sus propias líneas y colores.
Los actores españoles Penélope Cruz, Javier Bardem y Antonio Banderas, la cantante estadounidense Beyoncé y el futbolista portugués Cristiano Ronaldo aparecieron en marzo en redes sociales como modelos, gracias a un “pincel digital”.
Hace una semana, un rap calcó las voces de los cantantes canadienses Drake y The Weeknd, pero causó mucho recelo, debido a la creación del ritmo en un software sin el consentimiento de los músicos.
La catedrática Alena Buyx, presidenta del Consejo Alemán de Ética, opinó ante medios de difusión que el empleo de la técnica ampliará el desarrollo humano, la autoría y las posibilidades de actuación, no mermarlos.
Consideró que simplificar procesos, ayudar a las personas o detectar enfermedades suena a un mundo nuevo y feliz.
Sin embargo, ante el temor de un futuro no tan rosa, el Órgano Federal Supremo Legislativo de Alemania (Bundestag) encargó un análisis de las oportunidades y peligros al Consejo Nacional de Ética.
"Estas herramientas no deben suplantar a las personas", afirmó Buyx, quien asesora a políticos sobre cuestiones de conductas.
Dicha comisión presentó su informe El hombre y la máquina, en el cual plasmó los peligros y aciertos asociados a las nuevas innovaciones.
Uno de los puntos definidos por el comité fue la ilegitimidad de delegar la responsabilidad en los robots o cualquier otro artilugio porque, en definitiva, son creaciones humanas.