Naciones Unidas advierte de peligros de la contaminación acústica
En el Día Mundial de la Concienciación del Ruido (27 de abril), se deben desarrollar acciones responsables que contribuyan a crear ambientes sonoros saludables.
La contaminación acústica en las ciudades es un peligro creciente para la salud pública, señala el informe Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los sonidos no deseados, prolongados y de alto nivel procedentes del tráfico rodado, el ferrocarril o las actividades de ocio perjudican la salud y el bienestar de los ciudadanos, que padecen molestias crónicas y alteraciones del sueño.
Estas molestias y alteraciones conducen a su vez a graves enfermedades cardíacas y trastornos metabólicos, como la diabetes, al tiempo que causan problemas auditivos y una peor salud mental.
Según el informe, la contaminación acústica provoca 12 mil muertes prematuras al año en la Unión Europa y afecta a uno de cada cinco de sus ciudadanos. Los niveles de ruido aceptables se superan en muchas ciudades del mundo, entre ellas Argel, Bangkok, Damasco, Dhaka, Ciudad de Ho Chi Minh, Ibadan, Islamabad y Nueva York.
Los más afectados son los más jóvenes, los ancianos y las comunidades marginadas cerca de carreteras con mucho tráfico y zonas industriales y alejadas de los espacios verdes.
Asimismo, los animales que habitan los entornos urbanos, como aves, ranas e insectos, también sufren el ruido que afecta a la comunicación acústica de la que la que dependen para sobrevivir.
¿Cómo crear ambientes sonoros saludables?
Una de las soluciones que propone ONU Medio Ambiente para combatir la contaminación acústica en las ciudades es incrementar las zonas verdes en las ciudades.
La vegetación absorbe la energía acústica, además de dispersar el ruido y amplificar los sonidos naturales, pues atraen la vida silvestre y mejoran el paisaje urbano visual.
Más carriles para bicicletas suponen, indirectamente, también menor espacio para la conducción y, por tanto, reducen el ruido de los vehículos a motor.
Por otra parte, la agencia para el medio ambiente recalca la necesidad de que los urbanistas tengan esto en consideración cuando diseñen las ciudades o nuevos espacios.