La desertificación y la sequía, dos grandes problemas del planeta
Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía con el fin de crear iniciativas internacionales que combatan estos fenómenos.
Las sequías se encuentran entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible, especialmente en los países en desarrollo, aunque bien es cierto que cada vez son más las naciones ricas afectadas. De hecho, las previsiones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial.
El número y la duración de las sequías han aumentado un 29 por ciento desde 2000 y, a día de hoy, hay más de 2300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua, refiere la ONU.
Este año, el tema del Día Internacional contra la Desertificación, “Superando juntos las sequías”, hace especial hincapié en la acción temprana para evitar consecuencias desastrosas en los ecosistemas planetarios.
Cuando la Tierra pide ayuda
La desertificación es la degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas. Está causada fundamentalmente por la actividad humana y las variaciones climáticas. Este proceso no hace referencia al avance de los desiertos existentes. La desertificación se debe a la vulnerabilidad de los ecosistemas de zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta, a la sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra.
Cada 17 de junio se celebra el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía con el fin de concienciar acerca de las iniciativas internacionales para combatir estos fenómenos.
La materia requiere una importante atención, aún más en estos tiempos. Cuando la tierra se degrada y deja de ser productiva, los espacios naturales se deterioran y transforman. Por ende, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan y la biodiversidad disminuye.
También supone la existencia de menos espacios silvestres que amortigüen las zoonosis, como la COVID-19, y nos protejan de fenómenos climáticos extremos, como las sequías, las inundaciones y las tormentas de arena y polvo.