Colapsa sistema funerario en Bolivia
Numerosos decesos también se registran en las viviendas sin haber sido diagnosticados con el nuevo coronavirus y, ante las demoras de las autoridades de salud para hacer las pruebas, emitir los resultados y los certificados de defunción, son violados los protocolos de bioseguridad para el entierro de los fallecidos.
Ataúdes y cuerpos sin vida en las calles del departamento de Cochabamba, Bolivia, son la mayor prueba del colapso del sistema funerario y otra muestra de la incapacidad del gobierno de facto para enfrentar la pandemia de la Covid-19.
Numerosos decesos también se registran en las viviendas sin haber sido diagnosticados con el nuevo coronavirus y, ante las demoras de las autoridades de salud para hacer las pruebas, emitir los resultados y los certificados de defunción, son violados los protocolos de bioseguridad para el entierro de los fallecidos.
Aunque el territorio cochabambino, con una población de dos millones de habitantes, no es el que reporta más contagios, los cadáveres permanecen en sus domicilios entre 20 y 30 días y la cifra va en aumento, según informó Juan Carlos Orellana, presidente de la Asociación de Funerarias de Cochabamba.
'Estamos en una situación muy delicada porque los fallecimientos van en aumento y tenemos cada vez menos personal para recoger los cuerpos y tomarles muestras oportunamente', declaró, por su parte, Rubén Castillo, responsable de Epidemiología.
Junto al departamento de La Paz, Cochabamba presenta una tendencia muy rápida a duplicar sus casos de coronavirus SARS-CoV-2.
'Es probable que si no tomamos medidas radicales la situación puede ser mucho más explosiva y grande, y podemos llegar al pico más alto en septiembre y no en julio o agosto como estimábamos', comentó el jefe nacional de Epidemiología, Virgilio Prieto.
Expertos aseguran que algunas personas prefieren automedicarse por miedo a ir a un hospital.
A más de 40 mil asciende la cifra de casos confirmados con el nuevo coronavirus en Bolivia y, a la falta de insumos de bioseguridad y protección para el personal de salud, medicamentos, test de pruebas y políticas eficientes, se suma la incapacidad gubernamental de dar un entierro digno a sus muertos.