Ansiedad y depresión en tiempos de pandemia
La cuarentena incrementa la posibilidad de problemas psicológicos y mentales, principalmente por el distanciamiento entre las personas.
Con la llegada de la Pandemia por la Covid-19, el rápido incremento de los contagios y el alto número de fallecidos, la población en general y el personal sanitario, experimentan problemas psicológicos como ansiedad, depresión y estrés, derivados de las actuales condiciones de vida y las limitaciones impuestas por el aislamiento.
La pandemia es una emergencia de salud pública de preocupación internacional, con impactos sin precedentes en el siglo XXI y que hoy representa un gran desafío a la salud mental.
Debido a la alta contagiosidad del virus y al número cada vez mayor de casos confirmados y muertes en el mundo, las emociones y los pensamientos negativos se extienden amenazando la salud mental de la población. Según la experiencia de epidemias y pandemias pasadas, se conoce que los pacientes y el personal de salud pueden padecer situaciones de miedo a la muerte y presentar sentimientos de soledad, tristeza e irritabilidad.
Un informe de Nature, señala que se publicaron al menos 54 artículos académicos sobre la Covid-19 desde el inicio de la pandemia, la gran mayoría de ellos se enfocan en las características clínicas y epidemiológicas de la enfermedad, la caracterización genómica del virus y las políticas de salud pública para enfrentar la pandemia. Sin embargo, a pesar de la relevancia de los problemas de salud mental durante las pandemias, es poca la información disponible en el contexto de la Covid-19.
La cuarentena incrementa la posibilidad de problemas psicológicos y mentales, principalmente por el distanciamiento entre las personas.
En ausencia de comunicación interpersonal, es más probable que los trastornos depresivos y ansiosos ocurran o empeoren, además la cuarentena reduce la disponibilidad de intervenciones psicosociales oportunas y de asesoramiento psicoterapéutico de rutina.
Estos son algunos de los problemas de salud mental durante la pandemia:
Ansiedad: Ocurre cuando algunos cambios o sensaciones corporales son interpretados como síntomas de alguna enfermedad. Se caracteriza por interpretaciones catastróficas de sensaciones y cambios corporales, creencias disfuncionales acerca de la salud y la enfermedad, y malos mecanismos adaptativos. Esto ocasiona conductas desadaptativas, como acudir frecuentemente a los centros de salud para descartar la enfermedad, excesivo lavado de manos, retraimiento social y ansiedad por comprar.
Depresión: Un estudio chino realizado en la fase inicial de la pandemia en 1210 personas descubrió que el 13,8% presentó síntomas depresivos leves; el 12,2%, síntomas moderados; y el 4,3%, síntomas graves19. Se observaron mayores niveles de depresión en los varones, en personas sin educación, en personas con molestias físicas (escalofríos, mialgia, mareo, coriza y dolor de garganta) y en personas que no confiaban en la habilidad de los médicos para diagnosticar una infección por COVID-19. Asimismo, se informaron menores niveles de depresión en las personas que se enteraron del incremento de pacientes recuperados y en las personas que siguieron las recomendaciones de salud pública
Reacciones al estrés: En otro estudio chino realizado en 52 730 personas durante la fase inicial de la pandemia se descubrió que el 35% de los participantes experimentaron estrés psicológico, con niveles más altos en las mujeres 18. Además, las personas entre 18 y 30 años, y los mayores de 60 años, tuvieron niveles más altos de estrés psicológico. Las puntuaciones más altas en el grupo de 18 a 30 años podrían deberse a que usan las redes sociales como medio principal de información, lo cual puede desencadenar fácilmente el estrés.
Son múltiples los efectos psicosociales que puede experimentar una población expuesta a una epidemia. Según las características del aislamiento social muchos eventos pueden llegar a ser traumáticos, en un estudio realizado en Canadá después del brote del SARS-CoV se identificaron factores de estrés psicológico en los trabajadores de salud como: percepción de que se está en riesgo de contraer la infección, el impacto del brote en la vida laboral, ánimo depresivo, trabajar en una unidad de alto riesgo, cuidar de un solo paciente con SARS-CoV vs cuidar de muchos pacientes con SARS-CoV.
La vida cambió, los hábitos cambiaron, la proximidad del contagio o de la muerte, es cada vez más real, y eso tiene consecuencias en las conductas psicológicas y sociales de los individuos.
Por ello se hace necesario, en la medida de lo posible, continuar con las rutinas habituales, mantenerse ocupado y concentrarse en las actividades diarias. Distribuir el tiempo para comer, hacer ejercicio y descansar, es imprescindible para poder sobrellevar los días en medio de tan compleja situación sanitaria.
Mantener el contacto con la familia y los amigos, en la medida de lo posible. Y sobre todo, no saturarse de información sobre la pandemia: prestar atención a la información sobre cómo permanecer saludable y seguro y tratar de hablar con alguien sobre los sentimientos, emociones, temores y preocupaciones.
Contra la Covid-19 no vale sólo cuidar la salud física, la mental también hay que cuidarla.