El hambre elevó el riesgo de COVID-19 en niños de la Amazonía
Los síntomas guardaron también relación con la vulnerabilidad social y escolaridad.
La inseguridad alimentaria contribuye y mucho para que los niños exhiban síntomas de COVID-19. Esa conclusión surge de un estudio a cargo de investigadores brasileños y publicado en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases.
Estos resultados se obtuvieron en el marco del “Estudio maternoinfantil en el estado de Acre: cohorte de nacimientos en la Amazonía occidental brasileña (MINA Brasil)”, realizado desde 2015 en el municipio de Cruzeiro do Sul, estado de Acre, con el apoyo de la FAPESP.
“Entre los niños con evidencias serológicas de infección anterior provocada por el SARS-CoV-2, aquellos en cuyos hogares se pasó hambre durante el mes anterior a las entrevistas exhibieron probabilidades de padecer COVID-19 un 76 por ciento”, comenta Marly Augusto Cardoso, docente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (FSP-USP).
En dos ocasiones, primero en el mes de enero y, posteriormente, en junio y julio de 2021, se les aplicaron test de anticuerpos para el SARS-CoV-2 a 660 de los mil 246 niños nacidos en 2015 o en 2016 bajo seguimiento inicial en el estudio, aparte de efectuarse entrevistas con las madres o responsables del cuidado de los mismos.
Los investigadores preguntaron sobre la existencia de síntomas del COVID-19 en los niños, tales como tos, dificultad para respirar y pérdida del gusto y del olfato. Un cuestionario definió a su vez la existencia de inseguridad alimentaria en el hogar, que indica si la familia había pasado hambre durante el mes anterior.
“Normalmente, los adultos priorizan la alimentación de los niños, y pueden incluso pasar hambre para poder alimentar a sus hijos. Que el niño de la casa haya pasado hambre es una señal de una situación sumamente difícil para toda la familia”, explica la investigadora.
Casi la mitad de los hogares de los participantes (un 54 por ciento) quedó caracterizada en estado de inseguridad alimentaria. Entre ellos, el 9,3 por ciento reportó síntomas de COVID-19 en comparación con el 4,9 por ciento de niños cuyas familias no informaron inseguridad alimentaria.
Una limitación del estudio residió en el hecho de que los participantes en ese segmento vivían en el área urbana o en áreas rurales accesibles. Los investigadores presumen que, en zonas más distantes, con menos acceso a los servicios de salud, es posible que la situación sea aún peor.