Estados Unidos reparte el pastel de la guerra en Ucrania
El gobierno de Biden envió 3 mil 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania desde que Rusia lanzo su operación especial el 24 de febrero, de los cuales aproximadamente mil 600 millones de dólares se entregaron en los últimos siete días.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, invitó a 40 países a una conferencia sobre cómo satisfacer las necesidades de defensa de Ucrania, lo que muestra que están dispuestos a compartir el comercio de las armas con sus “socios” occidentales.
Según el diario The Hill, hasta el momento, unos 20 países aceptaron invitaciones para la reunión, que se celebrará el martes en Stuttgart. También se espera que se aborden las necesidades militares de Ucrania en la posguerra, lo que hace pensar que la Casa Blanca aun piensa en una victoria en conflicto al que experto estiman empujo a Rusia con las amenazas a su seguridad.
Estados Unidos y los países aliados corren contra el reloj para enviar armas y otros equipos militares a la nación europea lo que en opinión de analistas enciende más el fuego de un conflicto que puede salpicar a otras naciones, incluso fuera del llamado viejo continente.
El gobierno de Biden envió 3 mil 400 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania desde que Rusia lanzo su operación especial el 24 de febrero, de los cuales aproximadamente mil 600 millones de dólares se entregaron en los últimos siete días. Los dos últimos paquetes incluían nuevas capacidades que Ucrania solicitó específicamente, como obuses de 155 mm, vehículos blindados de transporte de personal y drones letales, entre ellos el nuevo sistema aéreo táctico no tripulado Phoenix Ghost.
Para coordinar esta entrada de armas en Ucrania, el ejército estadounidense estableció oficialmente a principios de marzo el Centro de Control de Ucrania del Mando Europeo (Eucom) en Stuttgart (Alemania), un punto de referencia para gestionar la seguridad y la asistencia humanitaria a los ucranianos. El centro también se encargó de consolidar y sincronizar las entregas de ayuda estadounidense, aliada y de los socios.
"Entre ocho y diez vuelos diarios entran en el teatro de operaciones, y no todos esos vuelos son estadounidenses, pero sí la mayoría. Y todos los días, incluido este, ha habido movimientos terrestres dentro de Ucrania. Así que no hemos visto ninguna ralentización", dijo el jueves el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, destacando el frenético ritmo de las entregas.
El gobierno de Biden trató de agilizar la situación esta semana con el nombramiento de un general de tres estrellas retirado como coordinador principal de la asistencia de seguridad para Ucrania. El teniente general retirado del ejército Terry Wolff servirá de enlace entre las empresas de defensa estadounidenses, la administración y los aliados y socios para asegurarse de que se suministran armas y otros equipos militares a Ucrania, sin embargo, el Pentágono no dispone de una forma fiable de rastrear lo que ocurre con los envíos de armas una vez que llegan a Ucrania, incluyendo a qué unidades van y cómo se utilizan.
Otro problema al que tendrá que enfrentarse Washington es el de los retos logísticos que supone proporcionar formación sobre algunos de estos sistemas como los Howitzers, mientras que el Pentágono aseguro que otros sistemas más avanzados que los ucranianos no tienen actualmente en su arsenal requerirán entrenamiento adicional.
Un factor que influye en la capacidad de Washington para enviar más armas a Ucrania es si dispone de los fondos necesarios para garantizar el reabastecimiento de sus propias existencias.
El presidente Biden dijo el jueves que enviará una solicitud al Congreso para obtener fondos suplementarios porque se está acercando al final de la autoridad de reducción que se le proporcionó bajo la ley de financiación del gobierno de 1,5 billones de dólares que firmó en marzo. Eso pudiera suceder el próximo martes.
Mientras tanto, el Pentágono también anunció el viernes una amplia solicitud de información a la industria para que ofrezca armas y sistemas que puedan ser enviados rápidamente al frente en un esfuerzo que los expertos califican de guerra contra reloj.