Sanciones contra Rusia no han funcionado, según The Washington Post
Seis meses desde que se impusieron sanciones sin precedentes a Rusia, la economía del país aún no ha mostrado signos del colapso que los líderes occidentales habían esperado inicialmente, evaluó el importante periódico estadounidense.
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Sanciones contra Rusia no funcionan.
Las medidas punitivas contra Moscú no provocaron el colapso que esperaban los líderes occidentales, afirma The Washington Post.
Seis meses desde que se impusieron sanciones sin precedentes a Rusia, la economía del país euroasiático aún no ha mostrado signos del colapso que los líderes occidentales habían esperado inicialmente, evaluó el periódico estadounidense.
Un editorial publicado el martes por referido diario, relata cómo poco después de que EE.UU. introdujera las restricciones contra Rusia en respuesta a su ofensiva militar contra Ucrania, el presidente Joe Biden afirmó que la economía del país ya estaba “desarrollándose” y “tambaleándose”.
Sin embargo, como señala el artículo, tras el shock inicial, la moneda de Rusia, el rublo, logró recuperarse gracias a que Moscú impuso restricciones estrictas a las transacciones en moneda extranjera y también debido a la caída de las importaciones.
Además, la tasa de desempleo en el país no ha aumentado considerablemente y las exportaciones de energía continúan aportando miles de millones de dólares a las arcas del Kremlin cada mes, según el Post.
Según el artículo, el último pronóstico del Fondo Monetario Internacional es que la economía de Rusia se contraerá un seis por ciento este año, una mejora significativa con respecto a la proyección anterior del 10 por ciento.
De acuerdo con el texto, Maxim Mironov, economista ruso de IE Business School en Madrid, argumentó que las sanciones “están funcionando, definitivamente, pero desafortunadamente mucho más lentamente de lo que todos esperaban hace seis meses”.
El experto enfatizó que la prohibición de las importaciones rusas de gas y petróleo por parte de la Unión Europea sería un golpe tangible para Moscú. Sin embargo, como señala el artículo, gran parte de Europa depende en gran medida de la energía rusa, lo que hace que ese escenario sea menos probable.
La economía de Rusia no ha salido exactamente ilesa. Además de la salida de algunas marcas populares y los precios más altos del café, los fabricantes de automóviles del país han tenido que reducir considerablemente la producción y suspender a los trabajadores debido a la falta de componentes importados, señala el Post.
También apunta que los pilotos y otros empleados de las aerolíneas han sido despedidos en masa como resultado de las sanciones occidentales, mientras que miles de profesionales altamente educados han huido del país.
Al citar a Ilya Matveev, un politólogo de San Petersburgo, el Post concluye que "la brecha tecnológica entre Rusia y las economías avanzadas se ampliará con el tiempo con pocas posibilidades de avance innovador y tecnológico para la nación euroasiática".