Presidente de Brasil enfrenta un congreso manipulador y fisiológico
El Congreso como un todo, pero principalmente la Cámara, abriga gruesos batallones de reaccionarios radicales y “fisiológicos”, señaló el escritor y periodista brasileño Eric Nepomuceno.
Cada día el presidente Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta no solo la fuerte de oposición de un Congreso manipulador, sino también fisiológico, declaró el escritor y periodista brasileño Eric Nepomuceno.
Según el académico, los llamados “fisiológicos” son aquellos diputados interesados en mayores presupuestos para aprobar proyectos de interés del gobierno, algo nuevo desde la llegada de Lula al poder.
Acostumbrados a las canillas abiertas por el ultraderechista Jair Bolsonaro en sus cuatro años como presidente, con la creación del llamado “presupuesto secreto”, siguen hambrientos de capital, apuntó.
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Además, gracias a los millones destinados a las campañas electorales, lograron una palpable victoria y asumieron la mayoría amplia entre diputados.
Según Nepomuceno, el Congreso como un todo, pero principalmente la Cámara, abriga gruesos batallones de reaccionarios radicales interesados en manojos de dinero y sin prestar atención a las discusiones serias sobre el futuro del país.
Cada semana aparecen nuevas pruebas de dinero público desviado en proyectos sin amparo legal, señaló el académico.
Ejemplo de ello son las compras en los municipios de Alagoas y Pernambuco, en el nordeste brasileño, de equipos para educación salidos de las fábricas a un aproximado de 520 dólares y comprados por escuelas públicas por casi tres mil. Todo dinero del “presupuesto secreto”.
También como parte de la manipulación de los recursos y para evitar beneficiar a municipios gobernados por adversarios políticos, los diputados pasaron a dirigir dinero directamente a asociaciones y empresas privadas.
Para el Congreso, a juicio de Nepomuceno, ya no basta la distribución de puestos y cargos llevados a cabo por Lula, pues el interes es sacar dinero.
De esta manera ponen barreras cada vez más elevadas al gobierno. Es una vergüenza evidente. Pero no se ve, al menos en el horizonte cercano, cómo impedir que esa absurda manipulación persista, concluyó.