Líder de Hizbullah rechaza eventual dimisión del gobierno en El Líbano
A juicio del dirigente de la Resistencia, la idea de dimisión del Ejecutivo para escoger otro, no resolverá la crisis económica que conduce al colapso del país.
El secretario general de Hizbullah, Sayyed Hassan Nasrallah, rechazó este sábado una eventual renuncia del gobierno en El Líbano debido a una situación popular explosiva e incontrolable.
Apoyamos el gabinete actual, pero con nueva agenda y espíritu, dijo en una alocución retransmitida por televisión.
A juicio del dirigente de la Resistencia, la idea de dimisión del Ejecutivo para escoger otro, no resolverá la crisis económica que conduce al colapso del país.
“Cualquier gobierno de tecnócratas no durará mucho y los que piden hoy un gobierno así serán los primeros en pedir su derrocamiento. Cualquier nuevo proceso electoral parlamentario reproducirá la misma asamblea actual”, expresó.
La situación financiera actual no es el resultado de ahora, ni de este año, ni del corriente mandato presidencial, apuntó, sino de una acumulación de décadas.
“Todos tenemos que asumir la responsabilidad incluso nosotros mismos, aunque es relativo y con porcentajes diferentes”, señaló.
"Es vergonzoso que se quiera eludir culpabilidad en lo que ocurre, en especial de aquellos participantes en anteriores gobiernos", acotó.
En opinión de Nasrallah hay dos peligros sobre el país, el colapso financiero y económico, y la explosión popular como resultado del mal gobierno y los gravámenes impuestos a los más pobres.
Lo que ha sucedido en los últimos días, añadió, confirma que abordar los problemas con una política impositiva conducirá a mayores males.
El mensaje de las protestas es muy importante y todos los políticos deben entender que el pueblo libanés no puede tolerar más gravámenes y tarifas, subrayó.
Según el jefe del Partido de Dios, el problema no radica en el Gobierno, sino en la metodología y se requiere de un proyecto que sacrifique a todos por igual, ricos, pobres, dirigentes y bancos, entre otros, y en ese caso, el pueblo libanés lo aceptará.
La importancia de las manifestaciones, señaló, consiste en su espontaneidad y transparencia, porque no las organizó partido alguno ni embajada extranjera.
De otro lado, pidió a las multitudes no atentar contra los bienes públicos ni privados ni tampoco a las fuerzas de seguridad o el Ejército.
Hay opciones alejadas de los impuestos y las tarifas, puntualizó, pues El Líbano no es un país en bancarrota y la solución no se encuentra por la línea de exprimir a los menos favorecidos.
El líder de Hizbullah negó que sus partidarios tuvieran la intención de atacar a los bancos: "No hemos pensado ni pensamos organizar manifestaciones contra los bancos, aunque algunos nos están molestando".
Nasrallah enfatizó que, si Hizbullah participara en las manifestaciones, "esas estarían ya catalogadas de otra manera", y aconsejó a los participantes que presten atención a su movimiento, "especialmente cuando algunas fuerzas políticas tratan de hacerse padrinos de dichas protestas. Separen sus movimientos de las fuerzas y los partidos políticos" acotó.
Paralelamente, insistió que "cuando sea necesario salir a la calle, bajaremos y rechazaremos cualquier impuesto contra las clases pobres ... Si vamos a la calle, no podemos abandonarla antes de cumplir con todas las demandas que buscamos".
"La decisión de llevarnos a la calle significa que el país se moverá en otra dirección y si llega el momento, nos encontrarán en la calle. No abandonaremos a nuestra gente y no permitiremos que el país sea abandonado ni destruido", concluyó.