Irán sobrevive a máxima presión de EEUU y da señales de repunte económico
De acuerdo con un reporte de Foreign Affairs, Teherán ha sobrevivido a las sanciones estadounidenses. Su programa nuclear y sus actividades regionales también lo harán.
Irán entra ahora en su segundo año bajo la máxima presión, con una confianza sorprendente en su estabilidad económica y en su posición regional. Por lo tanto, es probable que el Líder Supremo Ali Khamenei y otros de línea dura continúen su curso actual: Irán seguirá atormentando el mercado petrolero mientras refuerza su economía no petrolera, y continuará expandiendo su programa nuclear mientras se niega a hablar con Washington.
De acuerdo con un artículo publicado en Foreign Affairs, Teherán ha sobrevivido a las sanciones estadounidenses. Su programa nuclear y sus actividades regionales también lo harán.
Según el informe, los gobiernos europeos no podían hacer mucho para apoyar el comercio con Irán, porque no podían obligar a las empresas privadas a desafiar las sanciones de Estados Unidos.
Tampoco otros gobiernos amigos -China, Rusia e India- se hicieron cargo de la situación. Todos estos países tienen prioridades más altas que no desean poner en peligro en sus relaciones con Estados Unidos. Y la India está ansiosa por profundizar los lazos de defensa con Washington, aprovechando la ruptura de Estados Unidos con Pakistán.
La administración Trump menciona algunas estadísticas como prueba del presunto éxito de las sanciones.
-Las exportaciones de petróleo del país se desplomaron de 2,4 millones de barriles diarios en abril de 2018 a menos de 500 mil en septiembre de 2019.
-La economía entró en recesión, la inflación se disparó y la moneda perdió el 60 por ciento de su valor frente al dólar.
Pero otras señales muestran que la economía de Irán se está estabilizando.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial predicen que la economía de Irán repuntará de una recesión a un crecimiento cercano al cero por ciento en 2020. El FMI prevé además que la inflación de Irán bajará del 35,7 por ciento en 2019 al 31 por ciento en 2020. La fluctuante moneda iraní, el rial, se ha estabilizado entre 115 mil y 120 mil dólares, restableciendo la tan necesaria calma en las transacciones diarias.
Asimismo, la participación de la fuerza laboral y el empleo siguen aumentando. La economía de Irán será un caparazón de su antiguo yo -su PIB en 2020 será más o menos el mismo que en 2015- pero será estable, y el liderazgo del país probablemente llegará a la conclusión de que Irán puede resistir la presión de Estados Unidos durante el próximo año.
El texto de Foreign Affairs señala: “Si miramos hacia el año que viene, la situación no parece ser grave, y los líderes del país están tomando medidas proactivas”.
Según fuentes oficiales de noticias, el gobierno planea financiar su presupuesto operativo sin ingresos petroleros. Puede utilizar sus 100 mil millones de dólares de reservas para cubrir cualquier laguna y garantizar la continuidad del fuerte gasto social que esperan los iraníes. Aunque estas medidas no son sostenibles indefinidamente, reforzarán la estabilidad económica de Irán durante el próximo año.
Uno de los objetivos de la campaña de máxima presión de EEUU era aumentar el costo de las aventuras regionales de Irán. Pero ahora parece probable que Irán pase su segundo año bajo las sanciones estadounidenses, lo que reforzará una posición regional ya de por sí sólida.
Irán tiene una oportunidad extraordinaria de ejercer presión sobre su ventaja con poca oposición militar o diplomática. Teherán explotará esta apertura intensificando sus esfuerzos para interrumpir el comercio de petróleo y adoptando medidas de provocación en la producción nuclear, como la ampliación de su suministro de centrifugadoras avanzadas y uranio enriquecido.
Ni la República Islámica ni sus actividades regionales han sufrido un golpe mortal por la devolución de las sanciones. Pero la diplomacia que involucra a Estados Unidos e Irán puede haber recibido un golpe fatal. Los terceros persistirán en tratar de llevar a Washington y Teherán de vuelta a la mesa, pero es probable que fracasen.
Es probable que el líder iraní considere que la situación interna y regional de Irán es estable, por lo que no sentirá la necesidad de permitir reuniones de alto nivel entre funcionarios iraníes y una administración estadounidense.
En lugar de la diplomacia -y en lugar de colapsar- Teherán continuará con su comportamiento provocativo. El segundo año de presión máxima puede ser más tumultuoso que el primero, pronostica Foreign Affairs.