Experto: Sanciones de EE.UU. presionan a Irán a ejercer mayor control sobre Bagdad
En opinión de James Risen, corresponsal de The Intercept para asuntos de seguridad nacional, los esfuerzos de la administración Trump por exprimir a Irán mediante sanciones económicas ha traído como consecuencia que Irán intente reforzar su control sobre Irak.
Según James Risen, principal corresponsal de seguridad nacional del medio electrónico The Intercept, las protestas populares en Bagdad y Teherán han alterado rápidamente la dinámica política tanto en Irak como en Irán, pero se desconoce si los estallidos sociales conducirán a un cambio significativo en cualquiera de los dos países o si Estados Unidos desempeñará un papel en la conformación del resultado.
Indica Risen que, a finales de noviembre, la presión sobre Abdul-Mahdi, entonces primer ministro de Irak, fue tan intensa que Irán ya no podía protegerlo. El parlamento iraquí aceptó rápidamente su dimisión sin ningún sucesor claro a la vista.
Washington se alegró que Abdul-Mahdi se fuera, señaló Risen. Si bien a principio de su nombramiento en 2018, Abdul-Mahdi fue visto como un candidato de compromiso aceptable, altos funcionarios estadounidenses se dieron cuenta que este era incapaz de hacer frente a Irán.
“EE.UU. tuvo que ser extremadamente cautelosos a la hora de compartir información y tecnología con Irak, porque podría ir a Irán”, afirmó uno de esos funcionarios.
Añadió que “la falta de interés de Abdul-Mahdi en relacionarse con Donald Trump o su Casa Blanca no ayudó”.
Risen recordó también que Abdul-Mahdi rechazó una invitación para reunirse con Trump cuando el presidente visitó Irak la Navidad pasada. También se negó a reunirse con el vicepresidente Mike Pence cuando viajó a Irak en noviembre. En ambos casos optó por una conversación telefónica.
En contraposición, Abdul-Mahdi viajó regularmente a Teherán para reunirse con funcionarios iraníes como primer ministro.
A juicio del experto, mientras que la influencia de la administración Trump ha disminuido en Bagdad, Irán también se enfrenta ahora a graves problemas en su país que podrían interferir con su política hacia Irak.
De acuerdo con Risen, la influencia iraní en su país vecino es el resultado directo de la invasión estadounidense de Irak en 2003 que derrocó a Saddam Hussein.
Algunos ideólogos neoconservadores argumentaron entonces que uno de los beneficios de la invasión de Irak sería frenar la influencia de Irán en Medio Oriente, pero en opinión de Risen ese fue uno de los mayores errores de cálculo en la historia de la política exterior estadounidense.
“Irán fue el gran beneficiario de la invasión estadounidense, pues eliminó al mayor adversario regional de Irán al deshacerse de Saddam y su régimen baazista dominado por los sunitas”, sostiene Risen, pues “eso creó la oportunidad para que la mayoría chiíta de Irak ganara poder en Bagdad.
Cuestión que presuntamente fue aprovechada por el general iraní Soleimani, a quien se le atribuye una “enorme influencia y autoridad sobre los políticos iraquíes”.
Subraya Risen, que los esfuerzos de la administración Trump por exprimir a Irán mediante sanciones económicas ha traído como consecuencia que Irán intente reforzar su control sobre Irak.
Según Kenneth Pollack, ex analista de la CIA en el American Enterprise Institute, los iraníes han reaccionado con tanta fuerza a las protestas en Bagdad porque Irak (y El Líbano) es una valiosa salida económica que ayudará a Irán a eludir las sanciones.
Sin embargo, para la administración Trump parece pensar que eso es algo bueno, una señal de que las sanciones están teniendo un impacto en Irán.
“El hecho de que la política de sanciones de Estados Unidos haya llevado a Irán a intensificar sus esfuerzos para mantener su influencia en Bagdad no parece haber merecido mucha discusión en Washington”, concluye Risen.
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