Dicen que casi cinco millones de personas participaron en los funerales del general Qassem Suleimani y sus compañeros en Iraq e Irán. 

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Dicen también que muchos de los asistentes a las honras del bravo combatiente eran jóvenes, un hecho de gran significado.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pensó que al ordenar la muerte de Soleimani terminaría todo, pero nació la leyenda y creció el símbolo.

En cada uno de los cientos, miles de rostros jóvenes hay un Suleimani. En el pecho de cada uno de los cientos, miles de jóvenes que acudieron a las honras hay un patriota que quiere sacar la bota  del “arrogante enemigo” de las tierras árabes,  como quería Suleimani.

Multitud de banderas rojas y también negras ondearon en la despedida de los mártires. Se hará justicia, ¡Muerte América!, gritaban en diferentes lugares. 

La emoción y tristeza del líder supremo, ayatollah Sayyed Alí Khamenei cuando dirigió la oración fúnebre fue muy clara y constituyó el sentir colectivo.