Estados Unidos y la pérdida de la diplomacia con Irán
Con el asesinato del general iraní Qassem Suleimani, Estados Unidos perdió una oportunidad de alcanzar un acuerdo con la República Islámica a través de la diplomacia y cerró el camino para revivir el acuerdo nuclear del que el presidente Donald Trump se salió unilateralmente, reafirmando su posición de “guapetón” que intentó imponer “un mejor acuerdo” al alcanzado durante el gobierno de Barack Obama.
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El presidente Trump "recibió un mal consejo" sobre su decisión de matar al alto militar iraní.
Con el asesinato del general iraní Qassem Suleimani, Estados Unidos perdió una oportunidad de alcanzar un acuerdo con la República Islámica a través de la diplomacia y cerró el camino para revivir el acuerdo nuclear del que el presidente Donald Trump se salió unilateralmente, reafirmando su posición de “guapetón” que intentó imponer “un mejor acuerdo” al alcanzado durante el gobierno de Barack Obama.
El senador Rand Paul (republicano) dijo el lunes que el presidente Trump "recibió un mal consejo" sobre su decisión de matar al alto militar iraní.
Paul dijo en CNN que "es ahora una certeza" que habrá más ataques a los estadounidenses en respuesta por el asesinato y lamentó la pérdida de una oportunidad de diplomacia con Irán.
"Esto es triste", dijo. "Quiero decir, la muerte de Suleimani, creo, es la muerte de la diplomacia con Irán. No veo una salida. No veo una salida de esto", dijo el congresista.
La acción aprobada por la Casa Blanca abre interrogantes muy variadas, muchos expresan temor por una guerra que no favorecerá a nadie, incluso, políticos y analistas, como el conservador Pat Buchanan, estiman que muy poco ayudará al mandatario una acción bélica en sus planes reeleccionistas.
Está en duda que el presidente reciba la ola de apoyo que alcanzó George W. Bush cuando los ataques a las Torres Gemelas en 2001 y eso le abra más el camino a su reelección.
Paul Krugman, Nobel de Economía y columnista de opinión del diario The New York Times, considera que desafortunadamente, esta manifestación patriótica en torno a la bandera (al presidente) no está ocurriendo en Estados Unidos, donde muchos sospechan profundamente de los motivos de Trump para ir contra esa nación del Golfo Pérsico.
Desde sus primeros días en el cargo, Trump actuó con la aparente creencia de que él podría intimidar fácilmente a gobiernos extranjeros - que se doblarían rápidamente y se permitirían ser humillados. Es decir, imaginó que se enfrentaba a un mundo de Lindsey Grahams, dispuesto a abandonar toda dignidad al primer indicio de un desafío, argumentó en su valoración.
Pero esta estrategia, agregó, sigue fallando; los regímenes que él amenaza se fortalecen en lugar de debilitarse, y Trump es el que termina haciendo concesiones humillantes.
Señala el analista que bajo su liderazgo, “nos hemos convertido en nada más que un gran matón interesado, un matón con delirios de grandeza, que no es tan duro como él piensa. Abandonamos abruptamente aliados como los kurdos; honramos a los criminales de guerra; ponemos aranceles punitivos a naciones amigas como Canadá sin ninguna buena razón. Y, por supuesto, después de más de 15 mil mentiras, no se puede confiar en nada de lo que dicen nuestro líder y sus secuaces”.
Para más descrédito del mandatario estadounidense, su enfoque impredecible respecto a Irán deja un rastro de aliados descontentos, incluidos los aliados europeos de la OTAN, que manifiestan su enojo por su decisión de retirarse del acuerdo nuclear de Irán de 2015, y las naciones árabes de la región del Golfo, que ya no confían en la resolución de Trump de apoyarlos en caso de un ataque directo de Irán.
Algunos analistas del tema resumen las posiciones del mandamás estadounidenses al presentarlo como un “partidario pasivo de la línea dura”, que quiere parecer severo, pero sin tomar decisiones sobre el uso de la fuerza militar que puedan generar compromisos a largo plazo.
Por otra parte, causa contrariedad en los estadounidenses que los tambores de guerra contra Irán los toca alguien (Trump) que evadió el servicio militar en Vietnam diciendo que sufría de espolones.
Al respecto un comentario del diario La Opinión (California), suscrito por Maribel Hasting, señala que “el pendenciero reta, agrede, ofende y mata, y aun así pone condiciones absurdas para que sus víctimas no se atrevan a meterse con él. Pero debido a su irresponsable decisión unilateral —sin noción alguna de geopolítica, ni de cómo funcionan los conflictos bélicos a corto, mediano y largo plazos—, las serias consecuencias para la seguridad nacional de este país y para las naciones del Medio Oriente están hoy mismo sobre el tapete”.
De hecho, agrega, la posibilidad de enfrascar a Estados Unidos en una enésima guerra inventada hace recordar la de Iraq, cuando invadieron buscando armas de destrucción masiva que no existían, pero que convirtió a esa milenaria cultura en una permanente zona de conflicto, donde la venta de armas se convirtió en el más infame de los negocios y donde las nuevas generaciones de habitantes no ven ni verán con buenos ojos durante décadas la devastadora influencia de esta nación.
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Maribel Hasting, periodista
Pero, ironiza, su juego de bobos solo convence a su entorno, sin tomar en cuenta lo evidente que resulta su actual ardid contra Irán, sin dar pruebas que justifiquen el ataque a un “enemigo” del que no se tenía la menor noticia.
Lo cierto es que Irán quitó la impugnación de la primera plana, o al menos, la hace parecer pintoresca", bromeó el lunes un ayudante del congreso republicano.
El mayor desafío ahora para la Casa Blanca es responder a las difíciles preguntas de los legisladores y de las manos de la política exterior sobre por qué el gobierno optó por matar al general iraní en este momento en particular, así como el plan de Trump para manejar la posible represalia de Irán.
"Si sucede, sucede. Si hacen algo, habrá una gran represalia", dijo Trump el domingo por la noche en el Air Force One cuando regresaba a Washington después de su descanso de dos semanas en Mar-a-Lago.
Ahora, muchos esperan ver que hará el mandamás y hasta dónde el descrédito por su acción repercutirá en su reelección, algo que aunque algunos certifican pudiera descarrilarse, pues los tiempos cambian y una gran mayoría de estadounidenses no quieren una guerra.
Resulta además llamativo que el presidente y su sequito no se cansan de decir que "IRÁN NUNCA TENDRÁ UN ARMA NUCLEAR", cuando fueron ellos los que rompieron un acuerdo que evitaba eso.
Las probabilidades, sin embargo, se inclinaron en la otra dirección, hacia el rápido retorno de Teherán al enriquecimiento de uranio y su eventual estatus como estado nuclear después de su decisión del domingo de abandonar el maltrecho acuerdo nuclear internacional de 2015, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), que Trump asaltó y abandonó unilateralmente en 2018, según informe del diario The Hill.
Mientras tanto se tensa la situación, en las capitales del mundo, los líderes celebraron reuniones de emergencia, enviaron funcionarios y emitieron declaraciones públicas llamando a Irán e Iraq a "desescalar" las amenazas de acción militar y represalias expresadas en el Medio Oriente y en Washington.
El secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, se mostró alarmado y llamó al secretario de Defensa, Mark Esper, mientras la OTAN convocaba una reunión urgente el lunes y los aliados de EE.UU. trabajaban para sortear una crisis que plantea riesgos en Irán, Iraq, el amplio Medio Oriente y Occidente.
Ahora, y como coyuntura, en medios de los toques de los tambores que llaman a de la guerra, la política exterior de Estados Unidos pasa al centro de la carrera primaria demócrata por la presidencia y habría que ver si Trump es capaz de evitar un conflicto de impredecibles consecuencias, no solo para su país, sino también para el mundo.