Exoficiales de EE.UU. elogian asesinato de Suleimani sin revelar actuales vínculos con industria de armamentos
Varios altos oficiales retirados y exfuncionarios del gobierno estadounidense que apoyaron públicamente la decisión del presidente Donald Trump de matar al general Qassem Suleimani tienen fuertes nexos con las empresas fabricantes de armas, las mayores beneficiadas del creciente conflicto.
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Foto ilustrativa
"El presidente actuó responsablemente", dijo Jack Keane, un general retirado del Ejército de Estados Unidos al referirse frente a las cámaras de televisión a la orden de Donald Trump de asesinar en suelo iraquí al general iraní Qassem Suleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica.
Un artículo publicado por el sitio digital de periodismo de investigación The Intercept señaló que, como Keane, varios altos oficiales retirados y exfuncionarios que apoyaron públicamente la decisión de Trump de matar a Suleimani tienen fuertes nexos con las empresas fabricantes de armas, las mayores beneficiadas del creciente conflicto.
Durante una entrevista concedida a Fox News, Keane, quien ha trabajado para compañías militares, incluyendo General Dynamics y Blackwater, elogió a Trump y le especificó al presentador del programa Lou Dobbs que la muerte de Suleimani "debería haber ocurrido hace mucho tiempo".
Por su parte, Van Hipp, presidente de la firma de cabildeo American Defense International, que representa a más de dos docenas de contratistas de defensa, entre ellos el fabricante del avión teledirigido MQ-9 Reaper usado en el asesinato de Suleimani, publicó una columna de opinión en la página digital de la propia cadena Fox alabando al mandatario republicano y sugiriendo una mayor presión sobre el gobierno iraní.
También David Petraeus, el general retirado que una vez comandó las fuerzas estadounidenses en Iraq y Afganistán, fue citado por múltiples medios por sus declaraciones de apoyo al asesinato.
Petraeus, en particular, trabaja para Kohlberg Kravis Roberts and Co, la empresa de inversiones con participaciones en varios importantes contratistas de defensa que, según se informa, se está moviendo para "aumentar su cartera de defensa en un momento en que los presupuestos militares se están disparando".
Entretanto, John Negroponte, exfuncionario del Departamento de Estado que ahora es vicepresidente de la firma de cabildeo de defensa y aeroespacial McLarty Associates, apareció en el mismo medio de prensa para rechazar la afirmación del senador Bernie Sanders, I-Vt. de que el ataque representaba una amenaza de guerra. "Creo que es un acto de autodefensa", replicó Negroponte.
Jeh Johnson, exsecretario de Seguridad Nacional de la administración de Barack Obama, apareció en el programa Meet the Press de NBC para ofrecer un apoyo moderado, contrarrestando las críticas progresistas que asegurado que los ataques carecían de autorización legal y del Congreso.
Johnson se unió en 2017 a la junta directiva de Lockheed Martin, uno de los mayores contratistas de defensa del mundo. El puesto a tiempo parcial le paga 310 mil dólares al año en efectivo y premios, según las revelaciones.
"Es imperativo que los televidentes sepan cuándo los comentarios que aparecen en las noticias vienen de alguien con un incentivo financiero ligado al tema que están abordando, especialmente cuando tantas vidas penden de un hilo", dijo Gin Armstrong, investigador principal de la Iniciativa de Responsabilidad Pública, que hace un seguimiento de los conflictos de intereses.
"La pregunta clave es por qué los medios de comunicación permiten que cualquier persona con un interés financiero en la guerra - independientemente de su experiencia militar o gubernamental previa - tenga acceso a sus plataformas en un momento crítico como éste", advirtió.
Inmediatamente después del asesinato, los precios de las acciones de los principales contratistas de defensa se dispararon ante la expectativa de un nuevo conflicto. La administración Trump ha ganado más de 130 mil millones de dólares en gastos adicionales del Pentágono, pero los analistas esperan un impulso renovado para lograr niveles aún mayores de gasto en armamento.
Un área clave para el crecimiento militar en el gasto de defensa del gobierno podría ser el fondo de Operaciones de Contingencia en el Extranjero (Overseas Contingency Operations, OCO) una cuenta especial utilizada para financiar operaciones en tiempos de guerra.
La OCO ha sido congelada en su mayor parte y se espera que se mantenga estable en el presupuesto de 2021. La escalada en respuesta al asesinato de Suleimani podría cambiar eso, según el Cowen Group, un banco de inversión que se especializa en dar servicio a los contratistas de defensa.
La cuenta de OCO "probablemente estaría en una trayectoria descendente en los próximos años. Dudamos que ese sea el caso ahora", escribió el viernes Roman Schweizer del Grupo Cowen en un memorando a los inversionistas.
"Es probable que Estados Unidos aumente los despliegues de fuerzas en la región en las próximas semanas y podría hacer más ataques dependiendo de la respuesta de Irán".
No es la primera vez que los expertos de los contratistas de defensa no han revelado su interés en las políticas militares que defienden.
El Boston Globe informó sobre la forma en que los contratistas de defensa retienen rutinariamente a exoficiales de alto nivel para que sirvan como cabilderos, a pesar de que pocos se molestan en registrarse o en cumplir con las revelaciones de ética.
Keane, por ejemplo, fue contactado por el contratista AM General para presionar a los legisladores para que apoyen un plan de compra de nuevos vehículos Humvee de la compañía en lugar de reacondicionar los modelos más antiguos.
Los viejos líderes militares desempeñan un papel decisivo en la formación de la opinión pública en torno a la escalada militar.
En la preparación de la guerra de Iraq, el Pentágono mantuvo un esfuerzo secreto para desplegar exgenerales y otros oficiales de alto rango en los programas de noticias de televisión para conseguir apoyo para la invasión.
The New York Times, que informó sobre la campaña de comunicaciones, señaló que los expertos militares mantenían lazos financieros con contratistas de defensa, un interés financiero en las políticas de guerra que buscaban promover.