Irán resiste y le gana a la presión máxima de EE.UU.
El experto Saeed Laylaz también sostiene que la economía de Irán puede resistir la COVID-19 y experimentar un crecimiento este año, pese a la pandemia.
-
Irán resiste y le gana a la presión máxima de EE.UU.
Irán resiste a la llamada campaña de presión máxima orquestada por el presidente estadounidense, Donald Trump, y aunque muchos iraníes comunes sufren, la economía no está en caída libre como muchos auguraban en Washington, asegura la revista Foreign Policy.
En cambio, el país ha mostrado signos de recuperación económica, con un aumento de la producción nacional y el empleo.
Según el jefe del Banco Central de Irán, Abdolnaser Hemmati, el producto interno bruto no petrolífero creció en 1,1 por ciento el año pasado.
El experto Saeed Laylaz también sostiene que la economía de Irán puede resistir la pandemia de la COVID-19 y experimentar un crecimiento este año, pese al nuevo coronavirus.
La retórica y las acciones belicosas de Trump no han hecho que Teherán se incline, sino que han socavado a los funcionarios iraníes que apoyan las negociaciones con Estados Unidos.
Ya sea a sabiendas o no, las decisiones políticas del mandatario estadounidense cerraron el camino a la diplomacia.
Ahora sería muy alto el costo político que enfrentarían en Teherán quienes argumenten a favor de dialogar con Washington. Esto fue evidente en cómo reaccionaron en la República Islámica durante un reciente intercambio de prisioneros con Estados Unidos.
Desde entonces, el clima político en Irán se ha vuelto hostil a cualquier conversación con la Casa Blanca y se ha restablecido un tabú que existió durante años antes de las negociaciones bajo la presidencia de Barack Obama.
“Las negociaciones y el compromiso con Estados Unidos, el punto focal de la arrogancia global, son inútiles y dañinos”, dijo Mohammad Bagher Ghalibaf, el recién electo presidente del parlamento iraní, en su discurso inaugural.
“Nuestra estrategia hacia el terrorista Estados Unidos es completar nuestra venganza por la sangre del mártir (general Qassem) Suleimani”.
Sin embargo, la captura total del parlamento por los conservadores consolida la marginación de reformistas como el presidente Hassan Rouhani y sus aliados, que comenzó después que Trump hundió el acuerdo nuclear de 2015.
Rouhani invirtió todo su capital político en la negociación del acuerdo y prometió que le daría al pueblo iraní grandes dividendos económicos.
Aunque no es tan agresivo como el expresidente Mahmoud Ahmadinejad, Ghalibaf criticó al gobierno de Rouhani por lo que considera enfoque fallido hacia el exterior.
El recién instalado titular del Congreso iraní ha sido descrito como un tecnócrata, por su carrera de 12 años como alcalde de Teherán, la capital.
Durante su mandato, supervisó la construcción de grandes proyectos de infraestructura, expresó su apoyo al acuerdo nuclear y participó en cumbres internacionales como el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, donde en 2008 convocó a la inversión internacional en Irán.
Sin embargo, la conveniencia política obliga a Ghalibaf a oponerse a Rouhani por el resto de su mandato que finaliza el próximo año.
Apuntar al presidente iraní y su agenda es una manera fácil y efectiva para unir a conservadores y sobre todo, obstruir la capacidad de negociación con Estados Unidos y restaurar la fortuna política de su campamento.
Trump se equivoca si cree que la presión máxima lo está acercando a un acuerdo con Irán, pues esa política no conduce a la capitulación o al colapso de Irán, sino que afianza hostilidades y mantiene a Estados Unidos en la cúspide de la guerra en el Medio Oriente.
Con la promesa de sacar a Estados Unidos de las costosas guerras de Medio Oriente, estuvo a punto de entrar en una contra la república islámica en junio de 2019 y otra vez en enero último, por su retórica y acciones como el asesinato de Soleimani en Bagdad.
Es posible otro enfoque, pero requiere que el jefe de la Casa Blanca abandone la presión máxima y reconstruya la confianza necesaria para negociaciones exitosas, apunta Foreign Policy.
Las relaciones internacionales y el mercado inmobiliario no son similares, porque la intimidación y las bravuconadas no ganan tratos, respeto mutuo ni compromiso. Él se autoproclama como negociador, pero acumula cero victorias en política exterior y si quiere dejar un legado positivo, necesita salir del camino de la guerra y allanar el sendero a las negociaciones con Irán.