NYT: El neoliberalismo destruye la dignidad humana
La magia del mercado convirtió todo en oro, pero para los inversores ricos, asegura The New York Times.
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NYT: El neoliberalismo destruye la dignidad humana
El neoliberalismo condujo a la desregulación de todos los sectores, a un mercado ganador de todo, impulsado por la deuda y a una creciente aceptación cultural de gerentes lucrativos.
Esas condiciones resultaron caldo de cultivo perfecto para la industria de capital privado, con empresas que aprovecharon el flamante mercado de deuda de alto rendimiento (mejor conocido como bonos basura) para comprar y dividir los conglomerados estadounidenses y concentrar la riqueza en menos manos.
En la última década, la gestión de capital privado puso en la calle a 1.3 millones de trabajadores por quiebras minoristas y liquidación.
La amenaza de ser el próximo objetivo de adquisición tal vez llevó a compañías menos poderosas a reducir de salarios y empleos para evitar su desaparición.
Según los expertos, el 2019 fue uno de los años más exitosos para el capital privado hasta la fecha, con 919 mil millones de dólares en fondos recaudados.
Un examen de la historia reciente del capital privado refuta el mito neoliberal de que los incentivos de ganancias producen los mejores resultados para la sociedad.
El paso del tiempo ha desacreditado otro mito: que la desregulación de las industrias generaría una competencia más dinámica y beneficiaría a los consumidores.
Tome, por ejemplo, el sector bancario, refiere The New York Times.
Durante la mayor parte de la historia estadounidense, los bancos fueron considerados un privilegio público con deberes para promover el mejor interés de la comunidad. Si un banco quería fusionarse o crecer u ofrecer otros servicios, los reguladores a menudo rechazaban la solicitud ya sea porque una comunidad podía perder una sucursal bancaria o porque el nuevo producto era demasiado arriesgado.
Sin embargo, la revolución neoliberal de las décadas de 1980 y 1990 influyó en una relajación de reglas por el Congreso y los reguladores que abrió el camino a megabancos para tragarse a los más pequeños.
Hoy, cinco bancos controlan casi la mitad de todos los activos bancarios.
Las tarifas para los estadounidenses de menores ingresos han aumentado, los servicios se han reducido y muchas comunidades de bajos ingresos han perdido su único banco.
Cuando los bancos subsidiados por el gobierno federal abandonaron las comunidades de bajos ingresos, los prestamistas marginales tipo buitre (prestamistas de día de pago, título de propiedad, reembolso de impuestos) llenaron el vacío.
Como resultado, las firmas de capital privado están invertidas en algunos de los prestamistas de día de pago más grandes del país.
The New York Times sugiere que para arreglar ese panorama propagado durante el último medio siglo, podría gravarse más a las fortunas más grandes, rebajar los activos de los grandes bancos e imponer reglas de mercado que prohíben comportamientos depredadores de las empresas de capital privado.
Los mercados públicos pueden hacerse cargo de los lugares que los privados no han podido atender adecuadamente.
Las agencias federales o estatales pueden proporcionar servicios esenciales como banca, atención médica, acceso a internet, transporte y vivienda a un costo a través de una opción pública.
También estarían a su cargo el mantenimiento de carreteras, el correo, la policía y otros servicios que no pueden ser manejados por el mercado.
Los mercados privados pudieran competir, pero los servicios básicos debían garantizarse para todos.
Y podemos ir más allá de los mitos del neoliberalismo que nos han llevado hasta aquí. Podemos tener mercados competitivos y prósperos, pero nuestro enfoque debe ser garantizar la dignidad humana, familias prósperas y comunidades saludables. Cuando están en conflicto, deberíamos elegir comunidades florecientes por encima de las ganancias.