El mundo ha de tomar acciones para garantizar la libertad del pueblo palestino
El llamado "Acuerdo del siglo" es la más acabada expresión de esa sinergia perversa entre Washington y Tel Aviv. Con ello la administración Trump pretende legitimar lo que a los ojos del derecho internacional es una ocupación ilegal.
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La comunidad internacional ha de tomar acciones para garantizar la libertad del pueblo palestino.
Azuzado por la complicidad del gobierno de Donald Trump, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha hecho de la agresión sistemática contra el pueblo palestino el eje de cada una de sus campañas electorales y el punto central de su programa de gobierno, señaló el editorial del periódico La Jornada.
Tanto por convicción ideológica, por cálculos políticos y necesidades personales, como para distraer a la opinión pública de las sólidas acusaciones de corrupción que pesan en su contra durante casi tres lustros en el poder, Netanyahu sigue empujado la agenda para consumar la destrucción de Palestina como realidad política y sociocultural.
Apunta La Jornada que el llamado "Acuerdo del siglo" es la más acabada expresión de esa sinergia perversa entre Washington y Tel Aviv. Con ello la administración Trump pretende legitimar lo que a los ojos del derecho internacional es una ocupación ilegal.
Como se conoce, la iniciativa colonialista estadounidense, infamia en toda la línea, contempla su implementación a través del consenso con el liderazgo palestino. En cambio, el plan de anexión de la Cisjordania palestina que Netanyahu se comprometió a presentar el primero de julio no puede calificarse sino como una abierta pretensión de saqueo y despojo contra una comunidad que es víctima de más de siete décadas de brutal colonialismo.
El plan de Netanyahu es contrario a cualquier consideración legal o de derechos humanos, ha recibido el rechazo del pueblo palestino, del mundo árabe y de la comunidad internacional, y enfrenta una creciente oposición interna.
Por su parte, las fuerzas armadas israelíes –conscientes de que una acción militar de este tipo causaría una oleada de indignación que fácilmente podría salírseles de las manos– han presionado para que se aplace o rediseñe la ofensiva.
También los voceros de los 450 mil colonos asentados ilegalmente en territorios palestinos expresan su preocupación por las consecuencias a largo plazo de estas medidas unilaterales.
Lo cierto es que, plantea el editorial de La Jornada, la combinación de fuerzas externas e internas obligó a Netanyahu a aplazar sus planes de anexión de manera indefinida, pero ello dista de constituir un alivio para los millones de palestinos que viven bajo la ocupación israelí.
El aplazamiento supone la prolongación de un estado de cosas intolerable, que incluye la confiscación permanente de los más elementales derechos y una continua amenaza de muerte para quienes habitan en la Cisjordania ocupada o en la sitiada franja de Gaza.
Es imperativo, subraya La Jornada, que la comunidad internacional pase de la condena meramente verbal y simbólica de la ocupación israelí a una toma de acción tendiente a garantizar la libertad del pueblo palestino, la existencia de un Estado palestino con soberanía plena y, en suma, el fin de uno de los casos más lacerantes de agresión colonial.