Fracasa presión máxima de Trump sobre Irán
La campaña de máxima presión del gobierno de Donald Trump contra Irán fracasó en sus objetivos, porque no obligó a Teherán renegociar el acuerdo nuclear, ni tampoco puso fin a la influencia de la república islámica en Medio Oriente o causado el colapso del régimen del líder supremo Ali Khamenei.
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Fracasa presión máxima de Trump sobre Irán
Ahora otro poderoso golpe para los intereses de Estados Unidos se perfila con una asociación entre Irán y China que podría restaurar la economía de la nación persa e incrementar la presencia de Beijing en la región, opina The Washington Post.
Un acuerdo aprobado por el presidente Hassan Rouhani podría generar miles de millones de dólares en inversiones chinas en Irán, a cambio de un flujo constante y descuento de petróleo iraní, según el New York Times.
El acuerdo también contempla la cooperación en seguridad, incluidos ejercicios militares conjuntos e intercambio de desarrollo de armas e inteligencia, de acuerdo con un borrador de 18 páginas que obtuvo el Times.
No es seguro que el pacto siga adelante, pues no lo presentaron en público y debe aprobarlo el Parlamento de Irán, donde podría hallar resistencia, pero si lo hace, romperá el muro de medidas punitivas impuesto por el Gobierno de Trump.
También marcará una escalada significativa del desafío de China a las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos.
Beijing apoyó la campaña de presión contra Irán llevada a cabo durante la presidencia de Barack Obama, la cual condujo al acuerdo nuclear sellado en 2015 entre la nación de los persas y otras seis potencias mundiales.
Incluso después que Trump se retiró del acuerdo en mayo de 2018, el gigante asiático se adhirió a las sanciones estadounidenses contra Teherán y redujo compra de petróleo y otros productos iraníes.
Sin embargo, el enfoque de confrontación de Trump hacia China en los últimos meses, entre ellos la negativa a continuar trabajando en un acuerdo comercial integral, dio pocos incentivos al presidente Xi Ping para cooperar con las prioridades geopolíticas de Washington.
Por el contrario, es probable que el liderazgo chino perciba un momento de debilidad crítica norteamericana, con el tambaleo de Trump, causado por una crisis económica y de salud, y la aproveche.
Beijing amplía su presencia en el Mar del Sur de China y en opinión del Post aplasta la autonomía de Hong Kong.
Aliarse con el principal adversario de Estados Unidos en Medio Oriente abre otro frente más contra Washington.
Trump y sus asesores emitieron bravuconadas contra China en las últimas semanas, y el secretario de Estado Mike Pompeo ofreció más, cuando surgió el posible acuerdo entre Irán y China.
Al señalar la posibilidad de venta de armas a Teherán, Pompeo dijo que esa era una razón para extender un embargo de la ONU contra Irán que expira en octubre próximo.
Empero, Beijing debía estar de acuerdo para mantener la prohibición a Irán.
Pompeo también amenazó con castigar a empresas chinas si hacen negocios con Irán.
De cualquier manera, en la percepción China hay más que ganar con apoyar a los adversarios estadounidenses frente a la presión máxima y ahondar la impotencia estadounidense.