Explosiones en puerto de Beirut muestran las caras de amigos y enemigos
La visita de Zarif a Beirut y la reunión con los libaneses mostró el apoyo iraní al Líbano.
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamad Javad Zarif, llegó a El Líbano y coincidió con el subsecretario de Estado de Estados Unidos, David Hale, aunque en cada una de esas visitas la diferencia fue notoria, opinó el sitio Alwaght.
Zarif describió su viaje como un mensaje de apoyo y solidaridad con el pueblo libanés afectado por las explosiones del puerto capitalino que dejaron un saldo de unos 180 muertos, siete mil heridos y daños parciales o totales a 300 mil viviendas.
La República Islámica mostró su disposición de ayuda incondicional para reconstruir lo destruido.
Y mientras, el funcionario estadounidense condicionó la ayuda de su país a la presencia de investigadores norteamericanos en la pesquisa sobre la explosión.
Según Alwaght, la Casa Blanca persigue así sus objetivos intervencionistas en El Líbano.
Con anterioridad a la visita de Hale, el presidente francés, Emmanuel Macron y el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, estuvieron en Beirut, capital libanesa, e hicieron demandas similares, es decir, vincular ayuda a la presencia de sus expertos en el equipo de investigación.
En el lado opuesto, Irán subrayó el principio de no injerencia, al tiempo que Rusia, sostuvo -de igual forma-, que la investigación es un problema interno libanés y depende del pueblo libanés realizarla.
En otras palabras: El Líbano es en estos días el escenario de dos visiones internacionales por completo diferentes.
Una visión quiere que otros no se inmiscuyan en los asuntos internos libaneses, y la otra, con Europa y Estados Unidos a la cabeza quieren participar a cambio de promesas de ayuda.
Ese interés de Occidente se registra en medio de la situación actual, cuyo colofón, las cenizas de la explosión, representan la interferencia histórica de esos países en la nación de los cedros.
Si queremos dar una imagen del culpable de la explosión de Beirut, es la intervención occidental, aunque Occidente cierra los ojos e intenta culpar a otros, estima Alwaght.
La visita de Zarif a Beirut y la reunión con los libaneses mostró el apoyo iraní al Líbano.
Irán siempre defendió la existencia de un Líbano independiente y libre de la intervención de partes extranjeras.
Esa postura la mantiene Teherán desde la Revolución Islámica de 1979 que eliminó la monarquía e instaló la República Islámica.
Tal énfasis en la no injerencia en El Líbano lo destacan algunos otros estados de la región.
Lo que ocurre en Siria, Iraq y Yemen no es más que resistencia a la devastadora intervención extranjera en los asuntos internos de esos países árabes.
E Irán establece una relación con ellos como estados independientes aún con la intervención extranjera.
La postura independentista de Beirut se conserva pese a los costos que entrometidos impusieron y Teherán está a favor de esa resistencia y de la salvación de la independencia libanesa.
De hecho, esto último es un objetivo común impulsado por Teherán, Beirut y otras naciones de la región con ideas afines, aunque tomar el camino de la independencia ha sido costoso para ellos.
La explosión de Beirut puede respaldar esta afirmación. Después de todo, caminar por un camino de independencia nunca es fácil.
Una región estable y El Líbano, están en el mejor interés de la República Islámica, porque en su percepción la estabilidad regional bloquea el camino de la intromisión de los países con mentalidad intervencionista.
Si bien la estabilidad en el Líbano ayuda a Irán a alcanzar sus objetivos, el régimen israelí busca con el caos y la desestabilización, capear la crisis de legitimidad que enfrenta como ocupante desde 1948.
Desestabilizar el mundo musulmán es el perdurable trabajo de los estrategas de Tel Aviv.
Décadas de la vida del régimen israelí, atestiguan la realidad de que cuando la región disfruta de un período de paz y tranquilidad, los israelíes caen en la inquietud de forjar líos y conflictos en la región.
Y la explosión de la terminal portuaria de Beirut creó condiciones para el régimen sionista.