Trump engañó con intención sobre pandemia
Es una triste realidad que Trump a menudo no puede ver más allá de sus propias necesidades. Su respuesta a la pandemia ha sido más como un ladrón de circo que como un presidente de una nación.
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Trump engañó con intención sobre pandemia. Foto: AFP
Cuando los asesores informaron el 28 de enero último al presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la amenaza de seguridad nacional más formidable de su mandato por el brote de un nuevo coronavirus en China, el peligro era una certeza, estima The Washington Post.
La advertencia a Trump, como la describe en su reciente libro, “Rage”, el editor asociado de The Post, Bob Woodward, le causó una fuerte impresión, pero lo asombroso e indefendible es que, en los meses siguientes, engañó con toda intención a todos sobre la gravedad de la amenaza.
Las conversaciones grabadas de Woodward con el presidente exponen un grave incumplimiento del deber, porque no fue un engaño casual, ni un desliz singular de la lengua, sino una falsedad intencionada y repetida, según admitió el propio Trump a Woodward el 19 de marzo.
"Siempre quise restarle importancia", dijo. "Todavía me gusta minimizarlo, porque no quiero crear pánico".
El costo, unos 190.000 muertos en Estados Unidos, y millones de enfermos, muchos de ellos de gravedad.
¿Cómo, siendo impuesto de la pandemia de coronavirus con potencial similar a la de influenza de hace un siglo, Trump expresó a la nación en buena conciencia el 25 de febrero, "Creo que ese es un problema que va a desaparecer"? O el 27 de febrero: "Va a desaparecer un día, es como un milagro, desaparecerá".
De hecho, el 7 de febrero dijo a Woodward, sabía que el virus se podía transmitir por aire y que era "algo mortal", "más mortal que incluso aquella gripe".
Pero le dijo al público el 20 de junio: “Muchos lo llaman virus, y lo es. Muchos lo llaman gripe, ¿qué diferencia?”. Y él sabía la respuesta.
El engaño de Trump fue paralelo a su respuesta catastrófica a una pandemia. El presidente expresó a Woodward que "simplemente se respira el aire y así es como ha pasado (de unos a otros)", tardó y torpemente consiguió máscaras faciales y otro equipo de protección personal esencial y fue negligente en impulsar una respuesta federal.
Luego se alejó, al entregar el asunto a las administraciones de los estados y exigir con irresponsabilidad una apertura prematura en la primavera.
Al principio, Trump elogió al líder de China, Xi Jinping, por su manejo de la crisis, luego acusó a China de engañar al mundo sobre el virus.
No hay duda, como hemos señalado, de que el sistema político cerrado de China intentó encubrir el brote de Wuhan, pero al participar en un engaño propio de meses de duración, Trump perdió moral para denunciarlo.
Su explicación de que esperaba evitar el "pánico" puede reflejar el temor de Trump de que la verdad hundiría la economía y su propia fortuna política.
Es una triste realidad que Trump a menudo no puede ver más allá de sus propias necesidades. Su respuesta a la pandemia ha sido más como un ladrón de circo que como un presidente de una nación.
En cambio, obtuvieron mentiras y fantasía, concluye The Washington Post.