Normalizar lazos con (Israel) traerá más problemas al mundo árabe
Los "Acuerdos de Abraham" como el gobierno de Estados Unidos designa a la normalización de relaciones de (Israel) con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, no resolvieron un conflicto real en la región, pues ninguno de estos dos últimos estaba en guerra con el régimen de Tel Aviv, asegura The Washington Post.
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Normalizar lazos con (Israel) traerá más problemas al mundo árabe
Los "Acuerdos de Abraham" como el gobierno de Estados Unidos designa a la normalización de relaciones de (Israel) con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, no resolvieron un conflicto real en la región, pues ninguno de estos dos últimos estaba en guerra con el régimen de Tel Aviv, asegura The Washington Post.
De hecho, cooperaban con (Israel) en silencio, mientras los conflictos verdaderos tienen lugar en Yemen, Siria, Libia y El Líbano, en un enfrentamiento entre Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita contra las facciones apoyadas por Qatar, Turquía o Irán.
Los acuerdos de “paz” no nos acercan a poner fin a esos conflictos.
En todo caso, es probable que se profundicen más a medida que la alianza entre (Israel), Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita contra Irán, hasta ahora mantenida bajo la mesa, se afinque más.
Esos acuerdos, estima el diario capitalino norteamericano, abren la puerta para que Tel Aviv se convierta en un socio pleno en la lucha del Golfo contra Irán y, a veces, contra Turquía.
La normalización de las relaciones entre los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin e (Israel) sin tomar en cuenta a la Autoridad Palestina, erosiona la perspectiva de una solución de dos Estados.
Un amplio reconocimiento árabe de (Israel) y la perspectiva de cooperación y asociaciones comerciales era uno de los pocos incentivos que quedaban para que el régimen sionista hiciera concesiones territoriales a los palestinos debilitados.
Esa fue la idea detrás de la Iniciativa de Paz Árabe de 2002 que prometía a Israel plena normalización y aceptación, a cambio de una retirada total de los territorios ocupados en 1967.
Ahora tal posibilidad se cerró, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y sus partidarios pueden afirmar, de manera convincente, que no necesitan hacer concesiones territoriales para ganar reconocimiento de los estados árabes.
El resultado obvio es un mayor apoyo (o tolerancia) israelí al statu quo, que no es más que un deslizamiento continuo por el problemático camino del apartheid.
Por otro lado, el profundo sentido de traición de los palestinos los radicalizará aún más.
Los de mentalidad más liberal reemplazarán cada vez más el sueño de la estadidad, con un movimiento que trabaje por la igualdad de derechos para todos aquellos que viven bajo el control de (Israel), lo que probablemente profundizará aún más el conflicto israelí-palestino.
A los palestinos menos liberales se les confirmará la creencia de que la “resistencia armada” es el único camino a seguir. Los partidarios de grupos como Hamas, la Jihad Islámica e Hizbulah señalan la marcada diferencia entre la posición de la Autoridad Palestina hoy y la de los talibanes, cuyo "mullah adjunto" posó con el secretario de Estado Mike Pompeo para inaugurar las negociaciones sobre el futuro de Afganistán.
Y, por último, la normalización de las relaciones ampliará la brecha entre los gobernantes árabes y sus poblaciones.
La opinión pública árabe siempre ha sido hostil a (Israel), y los regímenes árabes a menudo aprovecharon esa hostilidad para distraer la atención de sus propios fracasos.
Cuando estos regímenes sintieron más tarde la necesidad de reconocer a (Israel), se vieron limitados por la hostilidad que habían fomentado entre sus poblaciones.
Un respaldo palestino, que se entiende previsto en un acuerdo de paz con la creación de un estado palestino, les proporcionaría la hoja de parra necesaria.
Sin eso, la normalización se percibe como una traición manifiesta a los palestinos, a las aspiraciones y a la dignidad árabes.
De igual manera se sumará a los agravios existentes por la desigualdad, la corrupción y la discriminación étnica y sectaria, profundizará los riesgos para la estabilidad de los regímenes.
A menos que Emiratos Árabes Unidos y Bahréin conviertan su normalización con (Israel) en un proceso más amplio que reviva la Iniciativa de Paz Árabe y acerque a palestinos e israelíes a una solución de dos Estados, esos acuerdos terminarán socavando la seguridad de todos los actores en el Medio Oriente, concluye The Washington Post.