Vaticinan regreso de Hariri a primer ministro en El Líbano
Los partidos cristianos Corriente Patriótica Libre (CPL) y Fuerzas Libanesas (FL) se oponen a esa designación y aunque disponen de notable presencia en el Parlamento, Hariri conseguiría mayoría simple a la hora del voto de confianza.
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Saad Hariri, ex primer ministro libanés.
Salvo una sorpresa, el ex primer ministro Saad Hariri volverá al cargo que abandonó el 28 de octubre de 2019 ante la falta de un candidato musulmán sunita adecuado, comentan este miércoles medios libaneses.
Los partidos cristianos Corriente Patriótica Libre (CPL) y Fuerzas Libanesas (FL) se oponen a esa designación y aunque disponen de notable presencia en el Parlamento, Hariri conseguiría mayoría simple a la hora del voto de confianza.
El escenario político sigue igual e incluso peor comparado con la situación que llevó a aquella renuncia hace casi un año.
Hariri dimitió ante la presión de una revuelta masiva antigubernamental que exigía la salida de la elite política y cambios constitucionales para eliminar el sistema confesional de distribución de cargos estatales.
En ese momento, comenzaban a registrarse las consecuencias de tres décadas de corrupción, venalidad y clientelismo político causantes de una deuda externa impagable que llegó ahora a 170 por ciento del producto interno bruto.
Pero ahora se agudizó la peor crisis económica y financiera en décadas que apunta a un colapso total con pronósticos de que 70 por ciento de la población vivirá por debajo del umbral de la pobreza a finales de año.
Por la pandemia de la COVID-19, hay una paralización de la economía que aplastó a la mejor baza del país, el sector de los servicios.
Miles de comercios cerraron sus puertas y el turismo, otro contribuyente de importancia, apenas si refleja una sombra de lo que fue con mínima presencia de visitantes locales o extranjeros.
Sin embargo, Saad Hariri parece ser una apuesta ajustada a la realidad libanesa, cuya dependencia del sector externo es notoria tanto por lo económico como por lo político.
El exjefe de Gobierno dispone de contactos y relaciones que pudieran contribuir a detener los malos augurios de un país que va a la ruina. Estados Unidos, Francia y Arabia Saudita aprecian la figura del ahora candidato favorito a reocupar la presidencia del Consejo de Ministros, aunque la fase posterior a ese nombramiento es harina de otro costal.
De ser electo, Hariri correrá a cargo de crear un Ejecutivo que intentará ganarse la confianza interna y de los socios foráneos con una alineación alejada de los partidos, pero no de la composición confesional.
La distribución de los llamados ministerios soberanos (Finanzas, Defensa, Interior y Relaciones Exteriores) puede ser la causante de asperezas insolubles en el equilibrio de reparto por confesiones.
Los dos partidos cristianos más importantes, pese a rechazar la candidatura de Hariri, impondrán desafíos al Gobierno con exigencias de puestos clave.
Y como parte de ese reto, estará la demanda de las facciones musulmanes chiitas, Movimiento Amal e Hizbulah, que también reclamarán su parte ganada en buena lid durante las elecciones generales de 2018.