Presionan a Netanyahu para que apruebe más colonias israelíes en Cisjordania
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está siendo presionado para aprovechar hasta el último momento el favor de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, para autorizar una serie de puestos en Cisjordania antes de su posible salida de la Casa Blanca.
Varios parlamentarios israelíes recogieron firmas en una petición al primer ministro para que legalice unos 70 asentamientos que albergan a más de 20 mil personas en Cisjordania.
Según la petición, los parlamentarios consideran que "la regulación de los asentamientos jóvenes debe hacerse ahora", y creen que "no es justo, razonable o responsable dejar los asentamientos sin estatus y a decenas de miles de sus residentes privados de sus derechos", según recogió el diario Yedioth Aharonot.
Si bien la comunidad internacional considera ilegal todos los asentamientos israelíes detrás de la Línea verde, (Israel) diferencia entre las residencias de asentamientos legales construidas y permitidas por el Ministerio de Defensa en terrenos propiedad de (Israel), y los puestos avanzados ilegales construidos sin los permisos necesarios, a menudo en tierras palestinas privadas.
La Administración Trump ha corroborado que considera legales los asentamientos de Cisjordania y ha respaldado en principio su anexión a (Israel).
Fuentes del Gobierno israelí han sugerido que podrían utilizar las ocho semanas restantes de la actual Administración Trump para acelerar el ritmo de la construcción en Cisjordania antes de que el posible nuevo gobierno de Biden probablemente exija congelar o ralentizar las expansiones de asentamientos.
El 15 de noviembre la Autoridad de Tierras de (Israel) y el Ministerio de Vivienda avanzaron planes para construir mil 257 unidades en un nuevo y controvertido vecindario en Jerusalén este llamado Givat Hamatos, lo que provocó un reproche de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y la Unión Europea (UE), pero no de la Casa Blanca.
Si se construyera, Givat Hamatos se convertiría en el primer nuevo barrio judío en Jerusalén oriental en dos décadas, añadiendo así otro obstáculo a la esperanza palestina de que el lado oriental de la ciudad sea en el futuro su capital.