Error de cálculo israelí en el conflicto Nagorno-Karabaj
La asistencia de (Israel) a Azerbaiyán en la guerra contra Armenia por la región de Nagorno-Karabaj, basada en su cooperación contra Irán, al que consideran ambos un enemigo común, implica una mala interpretación de las dinámicas regionales de los funcionarios del régimen de Tel Aviv, considera el sitio National Interest.
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Error de cálculo israelí en el conflicto Nagorno-Karabaj.
Los partidarios de estrechar lazos de (Israel) con Azerbaiyán alegan que la cooperación de vigilancia, monitoreo y espionaje se dirige contra los vínculos tradicionalmente fuertes de Armenia con la República Islámica.
Sin embargo, al abrazar a Azerbaiyán y Turquía, pero guardar silencio sobre el bloqueo impuesto a Armenia por esos dos países, empujan a esta última hacia Teherán.
Casi un tercio de los armenios se gana la vida con la agricultura. Exportar productos por vía aérea sería caro y los encarecería.
Irán, entonces, se convierte en la única opción real.
Lo mismo ocurre con los minerales y la mayoría de los productos manufacturados.
Una política israelí con más visión de futuro sería ayudar a Armenia a evitar la dependencia de Irán y exigir a Ankara y Bakú una apertura de sus fronteras a los productos armenios, sugiere National Interest.
El aspecto final de la miopía de Tel Aviv involucra a los más de siete mil 700 mercenarios árabes o turcomanos transportados a Azerbaiyán desde Siria por Turquía para librar una jihad religiosa contra los cristianos.
Las identidades de esos mercenarios son cada vez más conocidas, pues muchos lucharon para grupos vinculados con Al Qaeda o Daesh.
Los israelíes pueden intentar presentar a Azerbaiyán como laico y respetuoso de la libertad de religión, pero no pueden obligar al presidente Ilham Aliyev a abrazar milicianos destructores de iglesias, que decapitan prisioneros y se involucran en una polémica anticristiana mientras cortan las orejas y miden los ojos de los prisioneros capturados.
Como mínimo, la aceptación de Azerbaiyán de los mercenarios islamistas podría no solo desestabilizar al país a largo plazo, sino que también podría hacer que (Israel) sea más vulnerable.
Las relaciones de Israel con Azerbaiyán se han desarrollado durante décadas. Quizás el estrecho abrazo de los dos estados alguna vez tuvo sentido, pero los tiempos han cambiado.
Armenia es una democracia, mientras que Azerbaiyán se ha convertido en una dictadura familiar. Armenia abraza la libertad religiosa, mientras que Azerbaiyán trabaja con extremistas islamistas.
En tanto que Tel Aviv apoye a Bakú sin crítica, no solo traerá una vergüenza moral duradera sobre sí mismo, sino que también creará precedentes corrosivos para sus propios intereses estratégicos a largo plazo.