Controversia sobre política exterior de Biden
Una controversia tanto en la comunidad de política exterior como en medios de comunicación se refiere a si el gobierno de Joe Biden restaurará el enfoque de Estados Unidos anterior a Trump en los asuntos internacionales.
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Controversia sobre política exterior de Biden (Foto de Demetrius Freeman / The Washington Post vía Getty Images)
En ningún tema es esa cuestión más crucial que con respecto a Siria, según The American Conservative.
Si no se da ese paso, Estados Unidos se hundirán aún más en el pantano sirio.
Un curso tan imprudente no sólo crearía otra guerra interminable similar a las intervenciones en Afganistán e Iraq, sino que aumentaría el peligro de una colisión con Rusia que posee una considerable presencia militar en Siria para apoyar al gobierno de Bashar al-Assad.
En sus memorias, el secretario de Defensa de Obama, Robert M. Gates, y su asesor de seguridad nacional adjunto, Ben Rhodes, confirman que Biden se opuso a la guerra de cambio de régimen de 2011 en Libia.
Rhodes recuerda que, en una importante reunión del presidente Obama y su equipo de política exterior, "Biden dijo que la intervención era, esencialmente, una locura, ¿por qué deberíamos involucrarnos en otra guerra en un país de mayoría musulmana?"
Rhodes también sostiene que "el único alto funcionario que se opuso consistentemente a enviar más tropas a Afganistán fue Joe Biden" y era cauteloso de la participación estadounidense en Siria.
El analista de política exterior Daniel R. DePetris señala que el vicepresidente era "uno de los principales escépticos en el gobierno de Obama sobre lo que Estados Unidos podría hacer en Siria y, de hecho, sobre si debía hacer mucho de cualquier cosa" aparte de proporcionar ayuda humanitaria.
Durante el debate para la vicepresidencia de 2012, Biden también excusó al candidato presidencial republicano Mitt Romney por su discurso a favor de la guerra en Siria, al afirmar que "lo último que necesita Estados Unidos es meterse en otra guerra terrestre en Medio Oriente".
Le preocupaba especialmente la cada vez más evidente dominación de las fuerzas rebeldes sirias por elementos extremistas e hizo oír sus críticas contra Washington por apoyar a sus aliados sunitas.
En una entrevista en 2014, Biden se quejó de que los gobiernos sunitas "vertieron cientos de millones de dólares y decenas de toneladas de armas en cualquiera que luchara contra Assad, pese a que ese respaldo caía en manos de terroristas como el Frente al-Nusra y al-Qaeda, y otros elementos extremistas de otras partes del mundo".
La posición de Biden respecto a Siria se endureció con el tiempo. Para 2019, se unió a la mayoría de otros prominentes demócratas para condenar al presidente Trump por ordenar un retiro parcial de las tropas norteamericanas del país árabe.
Además, incluso si Biden es personalmente cauteloso de aumentar la huella de Washington en Siria, varios miembros del equipo de política exterior que está reuniendo, defienden una política estadounidense más activista.
John Kerry fue un defensor especialmente vocal de ese curso. Gastó un gran esfuerzo como secretario de Estado de Obama en tratar de vender la falsa narrativa de que al-Nusra y otras fuerzas extremistas eran en realidad "moderados".
Por suerte, la misión que Biden asignó a Kerry lo mantendrá ocupado en el tema del cambio climático que lo alejará de Siria.
No ocurre lo mismo con la elección de Biden como Secretario de Estado, Tony Blinken, quien, como asesor de larga data del presidente electo, parece estar de acuerdo con los puntos de vista de su jefe en la mayoría de los asuntos de política exterior, menos en dos temas, Libia y Siria.
Blinken favorece un enfoque mucho más activista y militarizado en ambos casos, incluido el armar a los abigarrados rebeldes sirios. También dio a entender que el principal problema de la desastrosa guerra de Washington en Iraq era la mala ejecución, no que la intervención fuera defectuosa en su concepción.
Varias de las otras opciones de Biden para puestos clave, contemplan a Jake Sullivan, designado como asesor de seguridad nacional, y Avril Haines para directora de inteligencia nacional, quienes ganaron reputación por guerras de cambio de régimen.