La Guerra y la destrucción social que causa
Las dramáticas cifras de muertos, la transformación forzosa de ciudadanos en refugiados, economías destrozadas que dejan miseria y hambruna, son algunas de las consecuencias de tales enfrentamientos entre naciones.
Recientemente se conmemoró el Día Internacional contra la Guerra. La humanidad recibió la fecha en medio de profundos y largos conflictos armados en disímiles regiones del mundo. El impacto de la guerra sobre las sociedades entraña terribles y duraderas consecuencias.
En esta fecha, a lo largo y ancho del planeta, se producen manifestaciones a modo de denuncia de las atrocidades de los conflictos armados.
Las dramáticas cifras de muertos, la transformación forzosa de ciudadanos en refugiados, economías destrozadas que dejan miseria y hambruna, son algunas de las consecuencias de tales enfrentamientos entre naciones.
Guerra convencional: choque armado entre ejércitos de dos o más Estados.
Guerra de invasión: cuando las fuerzas armadas de un país o de una alianza ingresan al territorio de otro Estado, sin su permiso, con la meta de cambiar el Gobierno legalmente establecido.
Los ejemplos de tales tipos de guerras sobran cuando se habla, particularmente de Estados Unidos; una nación que ha liderado varias invasiones en tiempos recientes, desde Iraq hasta Libia, dando muestras del intervencionismo norteamericano.
Guerra civil: enfrentamiento armado en el que se enfrentan personas de una misma zona, ya sea por motivos ideológicos, políticos, entre otros.
Guerra sucia: se realiza psicológicamente, para hostigar y reprimir a la población civil y así conseguir un objetivo específico, que suele ser afectar social y económicamente a la población.
El mayor ejemplo de los últimos años se encuentra en Cuba, víctima de un bloqueo económico, financiero y comercial por parte de Estados Unidos, que no ha permitido un despunte en la economía antillana.
Guerra armamentista: dos o más Estados rivalizan entre ellos para conseguir las fuerzas armadas más portentosas, al igual que las armas más eficaces, que le permitan una supremacía en la materia.
La Guerra Fría que enfrentó a Estados Unidos y Rusia en el siglo pasado, es una muestra invaluable de la guerra armamentista y sus residuos.
Desde marzo de 2011 Siria ha vivido un gran conflicto armado debido a que los opositores al Gobierno del presidente Bashar al-Assad, han intentado violar el orden constitucional y derrocarlo por medio de la violencia, acciones que han sido apoyadas por grupos terroristas y potencias extranjeras, lideradas por Estados Unidos.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) arrojan que entre 300.000 y 400.000 personas han muerto producto del conflicto armado, en el cual también está vinculado el grupo autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe).
Además, en Siria se ha registrado un éxodo de casi cinco millones de refugiados y el desplazamiento de 6,6 millones de personas.
El caso sirio, aunque es el más reconocido internacionalmente, es tan solo alguna de las guerras que se mantienen vigentes en la Tierra.
República Centroafricana, Sudán del Sur, Yemen, son algunas de las naciones que están asoladas por las armas.
La Segunda Guerra Mundial, acontecida entre 1939 y 1945, aún es la referencia sobre cifras de fallecimientos. Se calcula que los enfrentamientos entre la Alemania nazi y los aliados dejaron entre 60 y 73 millones de muertos.
Los países más afectados fueron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con 19 a 34 millones de fallecidos, seguido de China con 13 a 20 millones de personas.
Mientras que, en la Primera Guerra Mundial, sucedida entre 1914 a 1918, murieron entre 10 y 31 millones de personas.