Irán y China desafían a Estados Unidos
Estados Unidos está utilizando la presión económica, política y militar en un intento de obligar a China e Irán a seguir diferentes caminos políticos, aunque las dos naciones firmaron un acuerdo que uniría sus intereses en los tres campos durante 25 años, resalta Newsweek.
El máximo diplomático de China, el ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi, llegó a Teherán el viernes para la tercera escala de una extensa gira por Oriente Medio que hasta ahora ha incluido a Arabia Saudita y Turquía. También estaba programado para visitar Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Omán.
La visita china a Teherán es la de más alto nivel desde el viaje del presidente chino Xi Jinping en 2016 y acontece cuando ambos gobiernos experimentan grandes tensiones con Washington.
Las conversaciones entre Estados Unidos y China de la semana pasada, las primeras desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, indicaron un camino difícil para ambos.
El gobierno de Biden condiciona el regreso de la Casa Blanca al Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) o acuerdo nuclear a que la República Islámica debe restablecer primero los límites al enriquecimiento nuclear.
La retirada de Estados Unidos del PIAC y, en particular, la campaña de máxima presión ejecutada por el exmandatario Donald Trump son las principales razones que empujaron a Irán hacia China, según Newsweek.
Esto podría representar un desafío para el duro enfoque de Washington.
Sin duda, la asociación estratégica entre la única potencia regional en Medio Oriente, no aliada de Estados Unidos y el rival más importante de Estados Unidos en el sistema internacional global, puede poner en peligro los intereses estadounidenses en la región y en particular en el golfo Pérsico, indicó Zakiyeh Yazdanshenas, quien tiene un doctorado en estudios regionales y es miembro del Centro de Investigación Científica y Estudios Estratégicos de Oriente Medio con sede en Teherán.
Wang buscó "promover la Asociación Estratégica Integral China-Irán para un mayor desarrollo" y su par iraní, Mohammad Yavad Zarif, dijo que su país estaba "comprometido a profundizar la cooperación con China y promover la Asociación Estratégica Integral Irán-China a un nuevo nivel”.
Los motivos detrás de la creciente cooperación entre la República Popular y la República Islámica son numerosos y complejos, y muchos van más allá de simplemente oponerse a los Estados Unidos.
Los dos países tienen intereses mutuos en varios campos.
"En la esfera comercial, este acuerdo creará una oportunidad de oro para Irán", dijo a Newsweek Saheb Sadeghi, también miembro del Centro de Investigación Científica y Estudios Estratégicos de Oriente Medio.
"Según algunas estimaciones, Irán necesita invertir al menos 200.000 millones de dólares en infraestructuras petroleras. Después de décadas de presencia mínima de empresas occidentales en el sector petrolero de Irán, Irán puede encontrar un socio fuerte".
En cuanto a China, dijo, el acuerdo es "muy atractivo", ya que ayudará a la potencia en rápido crecimiento "a llegar al mercado de 80 millones de personas en Irán como el segundo mercado en el Medio Oriente y también a utilizar mano de obra barata".
"China nunca abandonará este mercado", dijo Sadeghi.
Las implicaciones de sus tratos, sin embargo, tienen un impacto político inevitable y también envían un mensaje.
William Figueroa, quien tiene un doctorado en historia de la Universidad de Pensilvania y se especializa en relaciones histórico-contemporáneas chino-iraníes, dijo que los objetivos de Beijing al firmar el acuerdo son tanto prácticos como políticos.
"Desde la perspectiva de China", dijo a Newsweek, los beneficios incluyen "una participación en una importante fuente de petróleo (aunque sigue siendo una pequeña fracción del total de China), un mercado extranjero para productos chinos (aunque muy pequeño en general), y progreso tanto real como simbólico hacia la realización del Proyecto de la Franja y la Ruta y la expansión del alcance global de China".
La Iniciativa Intercontinental Belt and Road, un proyecto a largo plazo defendido por el presidente chino Xi Ping, se extiende por todo el mundo en forma de centros de infraestructura e inversión donde las empresas chinas han inyectado capital.
Es el tipo de asociación que busca Irán, dado el daño causado a sus vínculos comerciales como resultado de las estrictas sanciones de Estados Unidos.
"Desde la perspectiva de algunos funcionarios iraníes", dijo Figueroa, el acuerdo "brinda varios beneficios: una asociación estable con China significa un mercado estable para el petróleo (oficial o extraoficialmente) en un momento en que las sanciones estadounidenses han perjudicado gravemente sus ingresos".
Además, argumentó que "también proyecta una imagen de fuerza y representa un intento de romper con el aislamiento diplomático impuesto por Estados Unidos. Resolver ambos problemas son objetivos importantes para el estado iraní".
Haciendo eco de este punto, Jacopo Scita, un becario de doctorado en la Escuela de Gobierno y Asuntos Internacionales de la Universidad de Durham, dijo a Newsweek que el acuerdo da a Irán un soplo de aire político fresco y permite a Teherán flexionar sus músculos contra la presión estadounidense".
Dado que China comparte el deseo de Irán de exhibir la solidez de sus redes internacionales dada la caída de los lazos con Estados Unidos, Scita dijo que "existe un cierto entendimiento entre los dos países sobre la injusticia de la hegemonía estadounidense, que a menudo proporciona la retórica de su discurso público".
Pero señaló que hay incertidumbres por delante en un entorno internacional turbulento.
"Es bastante difícil predecir qué tan exitoso será reducir efectivamente el aislamiento de Irán", dijo, "especialmente teniendo en cuenta lo mucho que la historia de las relaciones chino-iraníes se ha visto afectada por las fluctuaciones en la relación entre Washington y Beijing".