Foreign Policy: Yemen ganó la guerra; Arabia y EE.UU. no están en posición de dictar condiciones a los vencedores
En un artículo, el Foreign Policy analizó la situación en Yemen, donde el ejército y los Comités Populares derrotaron a los invasores sauditas y dejaron a Riad y sus aliados empantanados.
Una importante revista estadounidense afirma que el popular movimiento AnsarAllah de Yemen ganó la guerra patrocinada por Estados Unidos y librada por Arabia Saudita, y subraya que los perdedores no están ahora en condiciones de dictar las condiciones a los vencedores.
En un artículo, el Foreign Policy analizó la situación en Yemen, donde el ejército y los Comités Populares derrotaron a los invasores sauditas y dejaron a Riad y sus aliados empantanados.
Señaló que el príncipe heredero Mohammed bin Salman lanzó la ofensiva asumiendo que "traería una victoria fácil".
"En lugar de ello, se convirtió en una debacle de relaciones públicas, ya que Arabia Saudita no sólo brutalizó públicamente a una población desesperada y empobrecida, sino que también demostró ser incapaz de derrotar al grupo de rebeldes, a pesar de los miles de millones de dólares de hardware militar estadounidense. La reciente disposición de los sauditas a negociar un alto el fuego refleja su posición debilitada", añadió.
Según Foreign Policy, la tregua propuesta por los sauditas y las condiciones ofrecidas por el enviado especial de Estados Unidos para Yemen, Tim Lenderking, imponen "duras condiciones" a Ansar Allah.
"La afirmación de EE.UU. y de Arabia Saudita de que están persiguiendo la paz es menos que honesta, porque los planes que han ofrecido a los hutíes podrían animarles a seguir luchando en lugar de aceptar una tregua", dijo.
"Para poner fin a una guerra, los vencedores suelen dictar las condiciones a los perdedores. Imponer demandas maximalistas a los vencedores es inútil: simplemente seguirán luchando."
Arabia Saudita lanzó la devastadora agresión militar a su vecino del sur en marzo de 2015 en colaboración con varios de sus Estados aliados y con el apoyo armamentístico y logístico de Estados Unidos y varios otros países occidentales.
El objetivo era devolver al poder al antiguo régimen respaldado por Arabia y aplastar a la popular Ansar Allah, que ha estado dirigiendo los asuntos del Estado en ausencia de un gobierno efectivo en Yemen.
La ofensiva no ha logrado sus objetivos, pero ha llevado a Yemen al borde del abismo, ha matado a decenas de miles de personas inocentes y ha destruido las infraestructuras del empobrecido Estado.