Enfrentamientos menos agresivos marca el segundo debate de los candidatos a la presidencia iraní
El debate, celebrado el martes (8 de junio), se asemejó escasamente a la anterior ronda de encendidas aperturas y ataques relámpago a los rivales, aunque no se prescindió de los grandes llamamientos a la nación.
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Segundo debate de los candidatos a la presidencia iraní.
El segundo debate en el que participaron los siete candidatos que se presentan a las elecciones presidenciales de 2021 en Irán ha estado marcado por enfrentamientos menos agresivos, pero también por delimitaciones políticas demasiado amplias, en lo que algunos de los candidatos achacaron al formato del debate.
El debate, celebrado el martes (8 de junio), se asemejó escasamente a la anterior ronda de encendidas aperturas y ataques relámpago a los rivales, aunque no se prescindió de los grandes llamamientos a la nación.
Varios candidatos principistas intentaron rechazar la acusación de los reformistas de que se presentaban como meros "respaldos" de Ebrahim Raeisi, el candidato de mayor perfil y actual jefe del Poder Judicial.
Mohsen Rezaei, un político experimentado, dijo al principio del debate que se quedaría hasta el final de la carrera y que no abandonaría en favor de nadie.
También fue un tema recurrente los ataques casi consecutivos a Nasser Hemmati, hasta hace poco gobernador del Banco Central de Irán y representante percibido de la administración del presidente Hassan Rouhani.
Pero el ambiente del segundo debate fue, con mucho, menos conflictivo que el de la ronda anterior, cuando los candidatos levantaban la voz e incluso gritaban palabras, a veces mientras se les cortaba el micrófono por estar fuera de tiempo. Además, los candidatos han respondido a las preguntas del moderador de forma más directa en esta ronda.
Sin embargo, cuatro de los candidatos se mostraron disconformes con el formato del debate. Señalaron que el estricto estilo de preguntas y respuestas no permitía una presentación ininterrumpida y más detallada de sus planes. Un candidato, Hemmati, comparó el debate con un concurso de televisión. Otro, Sa'eed Jalili, propuso que los candidatos se reunieran entre sí y elaboraran sus políticas y criticaran las de los demás.
Hemmati también repitió la afirmación de que él era la voz de una supuesta mayoría no representada del pueblo iraní, que según él había decidido no votar.
Un raro episodio de disputa interna entre los candidatos principistas se produjo cuando Alireza Zakani criticó a su colega principista Rezaei por su plan de pagar 4 millones 500 mil riales en limosnas mensuales. Y Rezaei devolvió el golpe diciendo que se había sorprendido al enterarse, durante un intermedio de 15 minutos, de que un organismo dirigido por Zakani había llamado la atención sobre la mala pronunciación de una palabra por parte de Rezaei.
Hemmati y Mohsen Mehr-Alizadeh, los dos candidatos reformistas, también intentaron destacar haciendo hincapié en el papel de los jóvenes y las mujeres en la sociedad, así como en la toma de decisiones, aunque los principistas se aseguraron de no quedarse atrás tampoco en ese tema. Amir-Hossein Ghazizadeh-Hashemi llamó la atención sobre el hecho de que su propio jefe de campaña era una mujer, madre de tres hijos, y dijo medio en broma que nombraría a todos los miembros de su gabinete entre mujeres para acabar con la cuestión de cuántas mujeres empleará cada candidato.
Rezaei prometió que buscaría una "reforma desde dentro" del sistema, presumiendo de su "relación estable con el establishment" como algo que favorece esa posible reconfiguración.
Jalili, en particular, atacó a la administración de Rouhani, y al propio presidente, diciendo en repetidas ocasiones que el titular y sus funcionarios llevaban a cabo políticas sólo "para aparentar".
Y Raeisi volvió a quejarse de los insultos que le han lanzado, incluida la afirmación de que sólo ha estudiado seis grados clásicos. Desde que Mehr-Alizadeh hizo esa acusación en el último debate, la campaña de Raeisi ha publicado en Internet una imagen de su certificado de doctorado.