El presidente francés, Emmanuel Macron, al referirse a lo que llamó "odio a Francia", expresó que el problema no era con "la sociedad argelina en su profundidad, sino con el sistema político-militar que se construyó sobre esta renta de memoria".

"Vemos que el sistema argelino está cansado, el Hirak lo ha debilitado. Tengo un buen diálogo con el Presidente Tebboune, pero veo que está atrapado en un sistema que es muy duro", añadió.

Las declaraciones de Macron, fueron vertidas durante un encuentro el pasado jueves con jóvenes -binacionales, argelinos o franceses de origen argelino-, donde -según Le Monde- hizo juicios especialmente agudos sobre el sistema argelino, la nación argelina y la historia. 

En cuanto al tema de los visados (Francia ha anunciado una reducción del 50% en la concesión de visados a los argelinos), Macron señaló que se dirigirá principalmente al medio ejecutivo.

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"No habrá ningún impacto en lo que estamos hablando. Nos centraremos en garantizar que los estudiantes y el mundo económico puedan mantenerlo. Vamos a fastidiar a la gente que está en el mundo ejecutivo, que solía solicitar visados fácilmente", explicó.

El objetivo, según Le Monde, es decir a los "líderes" que "si no cooperan para sacar a las personas que están en situación irregular y peligrosa, no les haremos la vida más fácil".

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En cuanto a la historia, el presidente francés arremetió contra una "historia oficial" argelina que, según él, sería "totalmente reescrita" y que no está "basada en verdades" sino en un discurso "basado en el odio a Francia". 

Macron también se aventuró a impugnar la existencia de una nación argelina antes de la colonización. "¿Existía una nación argelina antes de la colonización francesa? Esa es la cuestión. Hubo colonizaciones anteriores. Me fascina ver la capacidad de Turquía para olvidar por completo el papel que desempeñó en Argelia y la dominación que ejerció. Y explicar que somos los únicos colonizadores, es genial. Los argelinos se lo creen".

Aunque se inscribe claramente en una campaña electoral que ya está muy avanzada en Francia, estas declaraciones del presidente francés no tienen precedentes y pueden provocar una polémica y probablemente una fuerte tensión en las relaciones entre Argel y París.