Califican de esperanzadora victoria de Castro en Honduras
El análisis que aparece en el sitio de [email protected] señaló que los últimos años de gobierno en América Latina apestaron a corrupción, represión y degradación ambiental.
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Califican de esperanzadora victoria de Castro en Honduras
La victoria de Xiomara Castro en las recientes elecciones presidenciales en Honduras es esperanzadora para su país y para toda América Latina y evidencia que la región está lista para salir de su década perdida, valoró John Feffer, director de Foreign Policy In Focus en el Institute for Policy Studies.
El análisis que aparece en el sitio de [email protected] señaló que los últimos años de gobierno en América Latina apestaron a corrupción, represión y degradación ambiental.
Castro obtuvo una victoria decisiva en las elecciones presidenciales de Honduras, poniendo fin al desastroso reinado de 12 años de un régimen antidemocrático y narcotraficante aliado de Estados Unidos. Como antídoto a esta década perdida, ofrece un programa abiertamente socialista, feminista y anticorrupción.
También ha prometido crear un gobierno de unidad nacional, una tarea nada fácil en uno de los países más pobres de América Latina, donde una élite rica sigue controlando todos los resortes del poder. El golpe de Estado que depuso al presidente izquierdista Manuel Zelaya hace una docena de años dividió a la sociedad hondureña en otro eje. Xiomara Castro es la esposa de Zelaya, así que está bastante claro en qué lado de ese cisma se encuentra.
Pero antes de que pueda hacer algo, la nueva mandataria tiene que acabar con el poder de los narcotraficantes, que han convertido a Honduras en un narcoestado muy eficiente, como lo demostró el esfuerzo de presidente Juan Orlando Hernández para buscar la absolución en Estados Unidos de su hermano Juan Antonio, quien fue condenado por un tribunal a más 30 años de prisión.
Según un artículo en The New Yorker ese comportamiento criminal dejó a Honduras "como uno de los principales puntos de transbordo de cocaína en el mundo" y "uno de los lugares más violentos del mundo".
Pese a ser un aliado de Washington, Hernández luchó al lado de los distribuidores de drogas de Estados Unidos y siguió parte de la cadena de sus antecesores, entre ellos ex presidente Porfirio Lobo quien trabajó mano a mano con el clan de los Cachiros, lo que en última instancia obligó al gobierno de Biden a emitir una prohibición de viaje este verano contra Lobo y su familia, precisó Feffer.
Señala el informe que el gobierno hondureño sí libró una guerra contra las drogas, pero solo en la medida en que la policía eliminó a los capos que competían con los narcos elegidos por el Estado. El jefe de policía de Lobo, apodado El Tigre, fue acusado de múltiples ejecuciones extrajudiciales y se enfrenta a una vida entre rejas si Honduras consigue extraditarlo a Estados Unidos.
Precisó el informe que dada su ubicación entre Colombia y México, Honduras se convirtió en un lugar lógico para el transbordo de cocaína. En un momento dado, se calcula que el 80 por ciento de la cocaína con destino a Estados Unidos pasaba por el país.
Si Castro, como presidenta entrante, puede empezar a reducir el tráfico de drogas -sin que la maten o la derroquen en un golpe de Estado-, podrá empezar a abordar los otros dos grandes problemas del país: la desesperación económica y el asombroso flujo de migrantes, puntualizó Feffer.
Castro debe enfrentar serios retos en su gestión ya que cerca de tres de cada cuatro hondureños viven en el umbral de la pobreza o por debajo de él. Sólo Guatemala tiene un registro peor en América Latina. La población rural está especialmente afectada, la clase media hondureña es minúscula, y la COVID-19 revirtió el modesto crecimiento económico que el país experimentó en los últimos años.
Asimismo, uno de cada cinco hondureños expresa su deseo de abandonar el país. ¿Quién puede culparlos? Si no están escapando de la pobreza extrema o de la extraordinaria violencia de las pandillas y del gobierno, los hondureños quieren irse por el clima extremo exacerbado por el cambio climático.
Concluye el analista que la victoria de Xiomara Castro en Honduras, la de Pedro Castillo en Perú y el aumento del poder de Pachakutik en Ecuador apuntan a un futuro diferente para América Latina, menos corrupto, más sensible a las necesidades económicas y a los imperativos medioambientales, y más atento a las realidades de las comunidades indígenas.