Estados Unidos y su política en África
Gil Barndollar, investigador principal sobre temas de defensa de la revista Newsweek, en un reciente análisis abordó aspectos de la política militaristas de Washington en el mundo.
Estados Unidos con bastante frecuencia intenta ejercer un liderazgo mundial a punta de bayoneta en el mundo pese a que ya su población no ve con buenos ojos ir a la guerra en nombre de otros, y en muchas oportunidades impulsar e intervenir en conflictos para imponer cargas económicas a sus aliados, tal como intentan hacer ahora con Europa al tratar de cortar el abastecimiento de gas ruso, sin dudas una de las razones que impulsan los aprestos bélicos en el viejo continente.
Gil Barndollar, investigador principal sobre temas de defensa de la revista Newsweek, en un reciente análisis abordó aspectos de la política militaristas de Washington en el mundo, y señaló que la población estadounidense cambió y ya no acepta con facilidad y alegremente nuevas intervenciones militares, a pesar del previsible coro de think tanks y medios de comunicación que explican su necesidad.
Sin embargo desde hace mucho los gobiernos estadounidenses trabajan otras vertientes que les permiten conseguir sus objetivos.
La publicación The Intercept en su sitio en internet theintercept.com aborda una de las formas que tiene Washington de posicionarse en África mediante golpes de estados promovidos por militares nativos preparados en instituciones estadounidenses, algo que casi paso al olvido en América Latina donde la llamada Escuela de las Américas fue convertida en una hacedora de golpistas y dictadores
El líder de un golpe de Estado en Burkina Faso es el último de una serie de soldados entrenados por Estados Unidos que derrocaron a líderes civiles, señaló el articulista Nick Turse al hurgar en la larga lista de acciones golpistas donde está, presuntamente, la mano de Washington.
El nuevo líder de Burkina Faso: el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, comandante de una de las tres regiones militares del país, es un soldado altamente adiestrado, gracias en gran medida al ejército estadounidense, que tiene un largo historial de entrenamiento de soldados en África que luego dan golpes de Estado. Resulta que Damiba participó en al menos media docena de ejercicios de preparación estadounidenses, según el Mando de África de Estados Unidos, o AFRICOM, denunció Turse.
Damiba, agregó, es solo el último de un carrusel de líderes golpistas en África Occidental entrenados por el ejército estadounidense, ya que Estados Unidos ha bombeado más de mil millones de dólares en asistencia de seguridad para promover la "estabilidad" en la región. Desde 2008, los oficiales entrenados por Estados Unidos han intentado al menos nueve golpes de Estado (y han tenido éxito en al menos ocho) en cinco países de África Occidental, entre ellos Burkina Faso (tres veces), Guinea, Malí (tres veces), Mauritania y Gambia.
En su exposición el analista señaló que desde la década de 2000, Estados Unidos desplegó regularmente pequeños equipos de comandos para asesorar, asistir y acompañar a las fuerzas locales, incluso en la batalla; ha proporcionado armas, equipos y aviones; ha ofrecido muchas formas de entrenamiento, incluyendo Flintlock, que se lleva a cabo por el Comando de Operaciones Especiales de África y se centró en la mejora de las capacidades de lucha contra el terrorismo de las naciones de África Occidental, incluyendo Burkina Faso, Guinea, Malí, Mauritania, Níger, Nigeria y Senegal.
Cita el experto que el AFRICOM subraya que sus actividades de cooperación en materia de seguridad y "creación de capacidades" fomentan el "desarrollo de ejércitos profesionales", disciplinados y comprometidos con el bienestar de sus ciudadanos, algo que es pura cobertura y ocultamiento de los verdaderos propósitos.
"El entrenamiento militar de Estados Unidos incluye regularmente módulos sobre el derecho de los conflictos armados, el sometimiento al control civil y el respeto de los derechos humanos", dijo a The Intercept la portavoz de AFRICOM, Kelly Cahalan. "Las tomas de poder por parte de los militares son incompatibles con el entrenamiento y la educación militar de Estados Unidos", algo que levanta suspicacias más cuando muchas fuentes documentan como el Pentágono "protege" los intereses de grandes corporaciones estadounidenses para el control de los cuantiosos recursos del continente africano, ya sea el cobalto, el uranio, los minerales "raros", entre otros.
Según señala Turse los golpes de Estado por parte de oficiales entrenados por Estados Unidos se han convertido en un hecho cada vez más común en Burkina Faso y en otros lugares de la región.
Citó que el verano pasado, por ejemplo, los boinas verdes estadounidenses llegaron a Guinea para entrenar a una unidad de fuerzas especiales dirigida por el coronel Mamady Doumbouya, un joven y carismático oficial que también había servido en la Legión Extranjera francesa.
En septiembre, los miembros de la unidad de Doumbouya se tomaron un tiempo de su instrucción en curso -en tácticas de unidades pequeñas, atención táctica de bajas en combate y derecho de los conflictos armados- para asaltar el palacio presidencial y deponer al presidente del país, Alpha Condé, de 83 años. Doumbouya no tardó en declararse nuevo líder de Guinea y Estados Unidos puso fin al entrenamiento.
Otros como el coronel Assimi Goïta, que trabajó durante años con las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos, participando en ejercicios de entrenamiento, asistiendo a un seminario de la Universidad Conjunta de Operaciones Especiales en la base aérea de MacDill, en Florida, encabezó la junta que derrocó al gobierno de Malí.
En 2014, dos generaciones de oficiales educados en Estados Unidos se enfrentaron en Gambia cuando un grupo de aspirantes a golpistas formados en Estados Unidos intentaron (pero fracasaron) derrocar a otro golpista formado en Estados Unidos, Yahya Jammeh, que se había hecho con el poder en 1994. La rebelión fallida se cobró la vida de Lamin Sanneh, el supuesto cabecilla, que había obtenido un máster en la Universidad de Defensa Nacional de Washington, D.C.
Los golpistas entrenados por Estados Unidos no se limitan estrictamente a África Occidental. Antes de que Abdel-Fattah el-Sissi depusiera al primer presidente elegido democráticamente en Egipto, Mohamed Morsi, recibió formación básica en Fort Benning, Georgia, (en 1981) e instrucción avanzada en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos (en 2006), agregó el informe de The Intercept.
Un estudio realizado en 2018 por el grupo de expertos militares, la Rand Corporation, puso en duda la noción de que el entrenamiento militar de Estados Unidos engendra golpistas. Sin embargo, un año antes, un estudio realizado por Jonathan Caverley, de la Escuela de Guerra Naval de Estados Unidos, y Jesse Savage, del Trinity College de Dublín, en el Journal of Peace Research, que analizaba datos de 1970 a 2009, encontró "una relación sólida entre el entrenamiento de militares extranjeros por parte de Estados Unidos y los intentos de golpe de Estado respaldados por militares", a pesar de que los autores limitaron su análisis al programa de Educación y Entrenamiento Militar Internacional, "que se centra explícitamente en la promoción de normas de control civil".
Para algunos expertos es evidente el papel del Pentágono en estas acciones con las que tratan de afianzar el control de los mercados y las materias primas de África, y a la vez imponer con bayoneta lo que ellos definen como democracia y libertad.