Ucrania fabricó misiles balísticos que ya amenazaban a Rusia, afirma Jefe de Roscosmos
Según Dmitri Rogozin, esta actividad se desarrolló en la planta Yuzhmash, una importante empresa ucraniana de fabricación de cohetes y equipos espaciales.
La planta ucraniana Yuzhmash, que utiliza la base industrial soviética, fabricó misiles balísticos, presentando una amenaza para Rusia, según ha declarado el director general de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitri Rogozin.
"Сuando me enteré de que sobre la antigua base soviética de Yuzhmash empezaron a fabricar misiles balísticos que ya eran una amenaza para Rusia, me di cuenta de lo monstruoso que se había vuelto todo desde 2014, de lo degradado que estaba todo, convirtiendo lo negro en blanco y lo blanco en negro", dijo Rogozin a Pervy Canal.
Ubicada en la ciudad de Dnipro, Yuzhmash es una importante empresa ucraniana de fabricación de cohetes y equipos espaciales. Durante la era soviética, las capacidades de la planta se utilizaban para la fabricación de misiles balísticos de diversos alcances, incluido el famoso misil balístico intercontinental R-36M (SS-18 Satan, según la clasificación de la OTAN).
La planta llamó la atención de muchos expertos, luego de que el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, admitiera en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania) el 19 de febrero pasado, la posibilidad de que su país reconsiderara su renuncia a las armas nucleares.
El jueves pasado, el presidente ruso Vladímir Putin decretó una operación militar especial para proteger a las dos repúblicas de Donbas, a las que Rusia acababa de reconocer oficialmente la misma semana en contra de los abusos y genocidio por parte de Kiev, y con el anunciado objetivo para "desmilitarizar" y "desnazificar" a Ucrania.
La operación apunta contra la infraestructura militar y no está dirigida contra la población del país, aseguró el Ministerio de Defensa ruso, que instó a las Fuerzas Armadas ucranianas a deponer las armas.
Los países de la OTAN y de la UE, muchos de los cuales llevaban meses proporcionando armas letales a Ucrania, condenaron la operación militar rusa e impusieron a Rusia sanciones económicas y financieras sin precedentes, al tiempo que siguen enviando nuevos suministros de armas al régimen de Kiev para apoyar su resistencia.