Reclutan a adolescentes estadounidenses para conducir a migrantes desde la frontera con México
Alrededor de uno de cada cuatro conductores atrapados traficando migrantes el año pasado en el área de Sunland Park-Santa Teresa eran niños.
Santi, de diecisiete años, está sentado en su automóvil afuera de las tiendas en Sunland Park, Nuevo México, mirando un punto azul intermitente en su teléfono móvil.
Los traficantes de personas lo han contratado para recoger a los inmigrantes aquí, a menos de una milla de la frontera con México, y llevarlos a las cercanías de El Paso, Texas.
Su teléfono móvil rojo brillante suena cada 15 segundos. Él y los migrantes comparten ubicaciones, ya que un contacto en el lado estadounidense envía instrucciones.
El estudiante de secundaria se encuentra entre un número creciente de adolescentes estadounidenses en comunidades desde Texas hasta California reclutados para transportar migrantes que cruzan la frontera suroeste, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.
Alrededor de uno de cada cuatro conductores atrapados traficando migrantes el año pasado en el área de Sunland Park-Santa Teresa eran niños, la mayoría de los cuales eran ciudadanos estadounidenses que vivían en el área, según la Patrulla Fronteriza de EE.UU., que comenzó a registrar los datos de los conductores juveniles en el año fiscal 2021.
Los jóvenes mexicanos han guiado durante mucho tiempo a los migrantes hacia los Estados Unidos. Los reclutadores les dicen a los adolescentes mexicanos y estadounidenses que es poco probable que enfrenten consecuencias legales porque son menores de edad, según una veintena de funcionarios gubernamentales y policiales, abogados, defensores de migrantes y residentes locales con los que habló Reuters.
Los niños estadounidenses desde los 14 años saben de este trabajo a través de las redes sociales y amigos, y transportan principalmente a adultos mexicanos.
Los conductores jóvenes pueden ganar cientos de dólares por migrante, y los lugareños los llaman en broma "Ubers". Algunos lo ven como una forma de salir adelante en Sunland Park, un pueblo de clase trabajadora con una tasa de pobreza tres veces mayor que la nacional, donde un tercio de los residentes son menores de 18 años y muchos niños viven con los abuelos.
Pero el trabajo puede ser peligroso y las autoridades federales de Nuevo México parecen dispuestas a tomar medidas enérgicas contra los conductores menores.
Los conductores adolescentes tienden a huir a gran velocidad cuando los oficiales intentan detenerlos, según los funcionarios de la Patrulla Fronteriza. Eso puede conducir a persecuciones por parte de la Patrulla Fronteriza y accidentes.
Buen día para las recogidas
Santi está estacionado a unos 900 pies al oeste de una camioneta blanca y verde de la Patrulla Fronteriza de EE.UU. Los migrantes se esconden en el desierto a unos 300 metros al sur.
Grupos de contrabandistas en Ciudad Juárez, México, aprovecharon una noche nublada para empujar a los migrantes a través del rocoso Monte Cristo Rey, donde no hay barrera fronteriza.
Los agentes estadounidenses en helicópteros luchan por ver a los migrantes a través de las nubes, y los fuertes vientos pueden estar impidiendo que sus drones vuelen, según Santi.
"Es un buen día para las recogidas", dijo el adolescente, quien pidió ser identificado solo como Santi y que no se divulguen los detalles de su vehículo porque transportar migrantes es ilegal.
Los agentes de campo revisan los teléfonos de los migrantes en busca de información y la pasan a las unidades contra el contrabando en busca de conductores, líderes de grupo y "casas de seguridad" locales donde los migrantes esperan antes de viajar.
Gerardo Galván, el agente de patrulla a cargo del área de Sunland Park, notó el aumento de conductores menores en 2021 después de que un niño de 14 años huyó de los agentes y se estrelló contra una camioneta de la Patrulla Fronteriza.
"Les dicen que si van lo suficientemente rápido vamos a dejar de perseguirlos", dijo Galván.
Galván afirmó que estaba trabajando con la Oficina del Fiscal Federal en Las Cruces, Nuevo México, para acusar a los conductores menores.
La Defensoría Federal de Las Cruces representó a cuatro menores por tráfico de migrantes en los primeros meses de 2022 luego de seis casos en 2021, según la defensora pública federal adjunta Amanda Skinner.
A menos que el niño haya tenido problemas antes, la mayoría de los casos de menores terminan en libertad condicional hasta los 21 años, dijo.
"Normalmente no vemos acusados a los superiores. La gran mayoría de nuestros casos son conductores", aseguró Skinner.
Juventud criminalizada
El alcalde de Sunland Park, Javier Perea, no ve una solución fácil al problema de los conductores juveniles. Mientras tanto, la Administración del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, espera otro año récord de arrestos de inmigrantes en la frontera suroeste. Una política de la era COVID que bloqueó la mayoría de las solicitudes de asilo se levantará en mayo.
"Lo último que queremos hacer es criminalizar a nuestra juventud", dijo Perea, cuyo pueblo ofrece oportunidades de trabajo para adolescentes y está planeando un programa de divulgación para disuadir a los conductores.
Para activistas como Irma Cruz, los conductores adolescentes están atrapados entre el negocio multimillonario del contrabando de personas y la política del Gobierno de Estados Unidos de "militarizar" la frontera como medida disuasoria.
"Son presa fácil y están siendo utilizados", manifestó Cruz, directora de campaña de Border Network for Human Rights, un grupo de defensa de la inmigración que también educa a los residentes fronterizos sobre los derechos civiles.
De gran preocupación han sido incidentes como el que ocurrió cuando un joven de 18 años de El Paso estrelló su sedán repleto con 10 personas después de ser perseguido por la Patrulla Fronteriza en 2020. Cuatro adolescentes locales y tres inmigrantes murieron.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y legisladores de EE.UU. están pidiendo a la Patrulla Fronteriza que solo persiga a los sospechosos a alta velocidad si cree que se ha cometido un delito violento.
"Si la propia Patrulla Fronteriza sabe que un porcentaje tan alto de los conductores de estos vehículos en áreas particulares son niños reclutados de esta manera, entonces eso debería evitar que realicen este tipo de persecuciones de vehículos peligrosos", dijo Shaw Drake, abogado de la ACLU.
El oficial Galván dijo que los agentes que intentaron detener un vehículo no sabían si el conductor era un niño o un adulto. Aseveró que los agentes no deben participar en persecuciones alrededor de las escuelas y en áreas residenciales en las horas pico del día, y deben recibir permiso de un supervisor para continuar con la persecución.
Santi transportó inmigrantes durante un año y la Patrulla Fronteriza lo detuvo, pero nunca lo acusó. Él sabe que los riesgos serán mayores una vez que cumpla 18 años.
Cuando el camión de la Patrulla Fronteriza estacionado se aleja por McNutt Road, Santi se dirige hacia un encuentro con inmigrantes.
"No quiero ir a la cárcel por esto", dice.