Condenada a Aung San Suu Kyi a cinco años de cárcel por corrupción
La premio Nobel de la Paz de 76 años ya había sido condenada a seis años de prisión por el delito de incitación contra los militares, violar las reglas antiCOVID y una ley de telecomunicaciones, aunque permanecerá bajo arresto domiciliario mientras enfrenta otros cargos.
Un tribunal de la junta militar de Myanmar condenó a la derrocada líder civil Aung San Suu Kyi a cinco años de cárcel por corrupción, en medio de numerosas acusaciones en su contra que podrían mantenerla en la cárcel por varias décadas.
La premio Nobel de la Paz de 76 años ya había sido condenada a seis años de prisión por el delito de incitación contra los militares, violar las reglas antiCOVID y una ley de telecomunicaciones, aunque permanecerá bajo arresto domiciliario mientras enfrenta otros cargos. La Unión Europea advirtió que esta nueva condena supone "otro paso" hacia el desmantelamiento de Estado de derecho en Myanmar y "otro revés" para la democracia.
Una denuncia "absurda" e "injustificada"
En este caso, Suu Kyi fue condenada por aceptar 600 mil dólares y 11,4 kilos de oro en sobornos de manos del exgobernador de Rangún, Phyo Min Thein, quien testificó en octubre contra la líder birmana. Uno de los letrados que representan a Suu Kyi, a quienes ahora la junta prohíbe hablar con los medios, calificó la denuncia de "absurda" e "injustificada" cuando se presentó en el mes de junio, y remarcó que "la codicia no es uno de los rasgos personales" de la exjefa de gobierno.
Después de dos días de retrasos, un tribunal especial en la capital construida por la dictadura militar, Naipyidó, divulgó su veredicto y la sentencia. "En relación con aceptar oro y dólares de Phyo Min Thein, la Corte la sentencia a cinco años de prisión", dijo el vocero de la junta, Zaw Min Tun. "Permanecerá bajo arresto domiciliario. No sé si ella pidió apelar, ellos están trabajando de manera legal. Hasta donde sé ella está con buena salud", agregó Min Tun.
En marzo, Suu Kyi debió perderse tres días de audiencias por estar en cuarentena debido a un contagio de la COVID-19 entre su personal. Bajo una junta militar previa, Suu Kyi pasó largos periodos bajo arresto domiciliario en la mansión de su familia en Rangún, la mayor ciudad de Myanmar, la antigua Birmania. Actualmente permanece detenida en un sitio no revelado de la capital, y su contacto con el exterior se limita a sus breves encuentros con sus abogados antes de los juicios.
Para la Unión Europea, esta nueva condena contra Suu Kyi "representa otro paso hacia el desmantelamiento del Estado de derecho y una nueva violación flagrante de los derechos humanos en Myanmar", así como "otro revés importante para la democracia desde el golpe militar".
En un comunicado, la diplomacia comunitaria que dirige Josep Borrell reiteró su "petición urgente a la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos, así como de todos los detenidos arbitrariamente desde el golpe de Estado".
Por su parte el secretario general de la ONU, António Guterres, condenó una vez más el golpe de Estado y exigió el fin inmediato de la "violencia y la represión" en la antigua Birmania.
Feroz enfrentamiento entre el Ejército y las milicias civiles
El golpe de Estado que derrocó a Suu Kyi generó protestas y revuelo en todo el país, que los militares reprimieron por la fuerza. Desde el inicio del golpe, más de 1 700 personas han muerto y más de 13 mil fueron detenidas en la represión contra los disidentes, según datos publicados por la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
Suu Kyi ha sido el rostro de las esperanzas democráticas de Myanmar durante más de 30 años, pero su sentencia le impediría participar en las elecciones que la junta dice que celebrará el próximo año. El analista experto en Myanmar, David Mathieson, dijo que la junta utiliza los juicios criminales para hacer que Suu Kyi sea "políticamente irrelevante". Mathieson agregó: "Este es otro débil intento de afianzar el golpe, y tiene motivaciones políticas".
Para el subdirector de la organización Human Rights Watch para Asia, Phil Robertson, "los días de Suu Kyi como una mujer libre han terminado". Robertson denunció que "la junta de Myanmar y las parodias judiciales van de la mano para llevar a Suu Kyi a lo que podría ser el equivalente a una cadena perpetua, dada su avanzada edad".
Muchos otros aliados políticos de Suu Kyi también han sido detenidos desde el golpe, incluyendo un jefe de ministros sentenciado a 75 años de prisión, mientras que otros permanecen ocultos.
A lo largo del país se han formado varias Fuerzas de Defensa Popular (FDP), milicias civiles que buscan combatir a la junta. Analistas señalan que el Ejército birmano, fuertemente armado y bien entrenado, se vio sorprendido por la efectividad de las FDP y en algunas áreas luchan para contenerlas.