Occidente perdió a África por las políticas de la "Guerra Fría" y el liberalismo
Con la actual crisis energética, Occidente ve una necesidad creciente de los recursos de África... sólo para darse cuenta de que están perdiendo influencia.
Occidente perdió a África por sus políticas de "Guerra Fría" en el continente, al forzar la imposición de normas de civilización al estilo de la democracia liberal, además de las políticas estadounidenses que han utilizado a África como "patio trasero" para contrarrestar la presencia rusa y china sin tener en cuenta el bienestar e interés de los pueblos africanos, según reveló el miércoles un artículo de Foreign Policy titulado "Cómo Occidente perdió a África".
Más recientemente, un titular aparecido en el diario nigeriano Premium Times decía: "La ley propuesta por EE.UU. pretende castigar a los países africanos por "alinearse" con Rusia", advirtiendo que el continente podría quedar atrapado en el fuego cruzado de la guerra que EE.UU. y sus aliados libran contra Moscú.
El artículo aborda un debate en el Congreso en abril sobre un proyecto de ley que Washington utilizaría para "contrarrestar la influencia y las actividades malignas" de Rusia en África. El artículo se basa en las conclusiones de los periodistas de que la política exterior de Estados Unidos, en gran medida, está alimentada por las preocupaciones geopolíticas y la rivalidad en África, principalmente contra Rusia y China. La prosperidad de los africanos, en cambio, carece de importancia.
La ley, patrocinada por un representante demócrata, permitiría al Congreso evaluar el grado de influencia de Rusia en el continente africano; el proyecto fue aprobado en la Cámara de Representantes el 27 de abril, con el apoyo abrumador de 415 miembros y 9 en contra. El proyecto de ley es uno de tantos otros, y ha despertado el temor de una escalada de una "nueva guerra fría" entre los observadores africanos.
El proyecto de ley fue presentado por el representante demócrata de Nueva York en el Congreso de los Estados Unidos, Gregory Meeks, pero incluso antes de que surgiera el proyecto, algunos observadores han despertado expectativas de que Washington ponga los ojos en los países africanos que no han adoptado una postura favorable a la OTAN y los castigue de alguna manera por ello. Nontobeko Hlela, escritor del periódico keniano Elephant, dijo que Washington "espera que otros países se pongan a la cola", a pesar de estar "sistemáticamente excluidos de cualquier toma de decisiones".
Paralelamente al proyecto de ley de Meeks está la Ley de Competencia Estratégica, que también vibra con la Guerra Fría. No contra Rusia, sino contra China.
Se suma a la Ley de Innovación y Competencia de Estados Unidos, una legislación de 2 mil 900 páginas que también pretende socavar a China. Los investigadores de política exterior Odilile Ayodele y Mikatekiso Kubayi escribieron que el hiperenfoque en China y Rusia del proyecto de ley "habla más de poder... que de una auténtica asociación con África".
El proyecto de ley exige la identificación periódica de los gobiernos y funcionarios africanos "que hayan facilitado pagos y otras actividades prohibidas que beneficien a personas y entidades sancionadas por Estados Unidos y vinculadas a Rusia". Esto podría tener implicaciones punitivas, como la imposición de sanciones a las naciones africanas que decidan comprar energía rusa.
Un artículo escrito para Carnegie por Zainab Usman y Katie Auth dice que un número creciente de personas de una población de pensadores jóvenes y cínicos perciben que las políticas de EE.UU. están centradas en Rusia y China y que los africanos eran sólo peones en este "llamado juego de grandes potencias".
La disminución del comercio es también otra cuestión de por qué Occidente se ha alejado de la aceptación de África. El comercio entre EE.UU. y África en 2008 era de 142 mil millones de dólares, y se ha reducido a 64 mil millones de dólares a partir de 2021. A pesar de esta realidad, Washington sigue sin darse cuenta de que el continente africano goza en realidad de beneficios infraestructurales, como la Iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI), que ha conectado rutas comerciales y continentes entre sí, reforzando el comercio y el beneficio mutuo, como en Senegal.
Además, la forma de dirigirse a los africanos también influye en esta cuestión. Al dirigirse a ellos, los sentimientos africanos no tienen cabida ni consideración en la conciencia de la potencia neocolonial. Recientemente, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo: "tenemos que hacer un trabajo adicional para ayudar a estos países a entender el impacto de la guerra de agresión de Rusia en Ucrania". Esto implica que los líderes africanos necesitan ser aleccionados y educados sobre quién es quién y qué es qué. La retórica es despectiva e implica una fuerte dinámica de poder.
Además, los estilos de democracia liberal también han fracasado en el continente, según el historiador ghanés Samuel Adu-Gyamfi. El liberalismo implica el capitalismo liberal, que ha hundido al continente en una grave pobreza y deuda. En opinión de Adu-Gyamfi, el FMI y el Banco Mundial han provocado graves retrocesos en el desarrollo de los países africanos. Muchas políticas importadas han perjudicado el desarrollo, como "los cierres, las prohibiciones de viajar y los mandatos de vacunación, impuestos a África por las instituciones dominadas por Occidente", según escribe en NewsAfrica.
Estados Unidos no es la única entidad que ha destetado su influencia en África con sus políticas arrogantes e interesadas. Ayer mismo, el canciller alemán, Olaf Scholz, inició su viaje de tres días a Senegal para tratar proyectos energéticos, mientras su país se encuentra nervioso por la pérdida de fuentes de energía tras la guerra de Ucrania. Scholz también ha invitado a Sudáfrica, además de a Senegal, a la próxima cumbre del G7.
Sin embargo, Francia lo ha tenido más difícil: en Malí, Argelia y más allá. Recientemente, Malí ha tomado la decisión de expulsar la presencia militar francesa de su territorio, sobre todo después de encontrar fosas comunes cerca de un puesto militar francés. Tras 9 años de presencia militar francesa en Malí, que ha hecho sufrir al país en nombre de la "lucha contra el terrorismo", París ha recibido importantes reacciones, además de frustración y acusaciones de ataques con drones y de asesinato de civiles.
En definitiva, el continente africano está harto de que Occidente proyecte sobre él alianzas y rivalidades, adoptando el enfoque de política exterior del palo y la zanahoria para la toma de decisiones soberanas. Durante décadas, en la política exterior de Washington hacia África, como escribió un columnista de FP, Howard French, "la preocupación de Estados Unidos por contener la expansión de la influencia china o soviética pasó por encima de las consideraciones de gobernabilidad y democracia".