¿Podría Europa reemplazar el gas importado desde Rusia?
Egipto, "Israel" y la Unión Europea (UE) acuerdan aumentar la venta de gas licuado a Europa, con lo cual se busca disminuir la dependencia de la energía rusa.
Bruselas espera que el pacto que acaba de firmar con Egipto e "Israel", que asegura envíos de gas natural licuado (GNL) a sus Estados miembros, contribuya a reducir la dependencia energética de su principal proveedor, Rusia.
Con el acuerdo, aumentará la exportación de gas natural de "Israel" a través de tuberías preexistentes a los puertos egipcios, donde puede ser presurizado y licuado, antes de ser transportado como GNL a Europa por vía marítima.
Mientras, la ministra israelí de energía, Karine Elharrar, en declaraciones anteriores, consideró poco probable que el régimen de Tel Aviv pudiese enviar “enormes cantidades” de gas a países europeos, dado que la mayor parte de su capacidad actual está comprometida con Egipto, Jordania y el mercado interno.
Por otra parte, parece que los volúmenes que serían suministrados desde "Israel" y Egipto no cubrirían el requerimiento europeo, pues la demanda total de gas en Europa se sitúa en 512 bcm (miles de millones de metros cúbicos) al año, mientras que "Israel" produce anualmente aproximadamente 12 bcm de gas natural.
Además, las plantas de GNL de las ciudades egipcias de Idku y Damietta tienen una capacidad total de 12,2 millones de toneladas por año, lo que podría proporcionar alrededor de 17 bcm de gas natural. Un impulso significativo en los suministros requeriría el desarrollo de nuevos yacimientos de gas de gran tamaño en el área del Mediterráneo Oriental.
No será fácil y no será barato
La UE tendrá que competir con Asia y otros compradores por suministros globales limitados y pagará precios más altos, mucho más altos. Europa depende del gas natural ruso para calentar hogares, cocinar y generar electricidad en la mayoría de los 27 países miembros del bloque. Sacar al continente del abundante y barato gas ruso sería una perspectiva mucho más perturbadora para la economía europea.
Desde el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania el pasado 24 de febrero, el Occidente ha tratado de encontrar fórmulas para sancionar el gas ruso y reducir su dependencia de las reservas energéticas del país euroasiático sin salir perjudicado.
Sin embargo, Moscú ha advertido una y otra vez que el rechazo al gas ruso perjudicará a los países europeos, al tiempo que beneficiará a Estados Unidos.