Fuerzas de España y Marruecos chocan con migrantes africanos
18 migrantes murieron en los enfrentamientos con la policía marroquí y hubo hasta 135 subsanarianos heridos, 13 de ellos de gravedad.
En la madrugada de ayer viernes, en la frontera de Melilla, la ciudad española del norte de África y colindante con Marruecos, 18 migrantes murieron en los enfrentamientos con la policía marroquí y hubo hasta 135 subsanarianos heridos, 13 de ellos de gravedad. Además el gobierno marroquí informó de que 140 de sus agentes de policía resultaron heridos, cinco de ellos graves.
Ante la magnitud de los hechos trascendieron los detalles más importantes. Según las versiones de las policías marroquí y española, en la madrugada de ayer viernes hubo un intento de salto masivo de la valla fronteriza, que está a su vez electrificada y ataviada con un sistema de alambres de púas que provocan graves heridos al que la intenta subvertir.
El intento de salto masivo fue de dos mil personas, que en una actuación coordinada primero superaron el control de seguridad de la policía marroquí, y donde se registraron los primeros enfrentamientos, y después el intento de salto de la valla para, finalmente, los pocos que superaron los obstáculos pisar suelo español. Ahí se enfrentaron a los agentes fronterizos de la Guardia Civil.
La crisis migratoria entre España y Marruecos se volvió a recrudecer, después de unos meses en calma, y a solo unos días de la Cumbre de Alianza Atlántica (OTAN) en Madrid, que se celebrará en los próximos 29 y 30 de junio, y en la que se prevé abordar precisamente la importancia estratégica en términos de seguridad de la frontera hispano-marroquí. De hecho, Marruecos pretende convertir el asunto en una cuestión crucial de cara a incrementar el financiamiento del organismo internacional para mantener seguras las fronteras.
También es la primera crisis de este tipo desde que el gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, decidió dar un giro radical en la política exterior española y ceder ante las presiones de Marruecos para recocerle al Estado alaui su preponderancia histórica y territorial en el Sáhara Occidental, una región en disputa desde hace décadas y en la que también están involucrados el propio pueblo saharaui y Argelia. A cambio, el gobierno de Marruecos se comprometió a blindar las fronteras.
El método del intento de ingreso masivo de los migrantes africanos fue similar al de otras crisis: miles de personas se agolparon en la frontera y de forma coordinada intentaron entrar a España, para lo que rompieron la pequeña puerta de ingreso y superaron tanto el control policial marroquí como español.
Segú informó la Guardia Civil español se trató de una operación “organizada y violenta”, mientras que la delegación del gobierno española en la ciudad fronteriza reconoció que “a pesar del amplio dispositivo desplegado por las fuerzas de seguridad marroquíes en coordinación con las Fuerzas de Seguridad del Estado de España”.
En territorio español fueron recluidos en el centro de internamiento para extranjeros los 133 migrantes que lograron superar la frontera, mientras que Marruecos informó que en su territorio detuvo a más de un millar de personas que se encuentran bajo custodia policial.
Diversos testimonios sobre el terreno y difundidos por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos dan cuenta de un uso excesivo de la fuerza policial en el operativo, para lo que utilizaron gases lacrimógenos y detenciones masivas con centenares de migrantes tendidos en el suelo e inmovilizados durante horas.