Medio Oriente y África en mirada belicista de Estados Unidos
Un estudio publicado por Middle East Eye reveló que Washington desencadenó posterior al fin de la Guerra Fría sus ambiciones militares a nivel mundial, invirtiendo decenas de millones de dólares en guerra e intervencionismo.
Una cuarta parte de las 400 guerras que Estados Unidos desarrolló tuvieron lugar en Oriente Medio y África, según un estudio citado por la publicación Middle East Eye (MEE), lo que indica que posterior al fin de la Guerra Fría Washington desencadenó sus ambiciones militares a nivel mundial, con las regiones de Oriente Medio y el Sahel como principales objetivos.
El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo cifró el costo del ejército estadounidense en más de 800 mil millones de dólares al año, casi el 40 por ciento del gasto militar mundial, de acuerdo con el análisis suscrito por Elis Gjevori.
La publicación aborda la política militarista de Washington desde su fundación en 1776 hasta 2019, no pasa por alto que Estados Unidos basa su política exterior en sanciones y agresiones en diferentes partes del mundo.
“Actualmente, Estados Unidos tiene fuerzas especiales desplegadas en más países que embajadores", opinó la Profesora Monica Duffy Toft de la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts, citado por el estudio.
Adicional al estudio, un informe titulado Introducing the Military Intervention Project: A New Dataset on US Military Interventions, 1776-2019, también descubrió que la era posterior al 11-S dio lugar a "niveles de hostilidad más elevados", y que las aventuras militares de Estados Unidos se convirtieron en algo "abrumadoramente habitual".
Por esta razón, explica Sidita Kushi, profesora adjunta de la Universidad Estatal de Bridgewater, en Massachusetts, y una de las autoras del estudio: "El impacto acumulado de lo que descubrimos a partir de nuestro esfuerzo de recopilación de datos fue realmente sorprendente". Agregando que "no esperábamos que tanto la cantidad como la calidad de las intervenciones militares estadounidenses fueran tan grandes como revelan los datos".
La caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría no se tradujo en una disminución de las intervenciones militares estadounidenses, las que prosiguen en un ritmo elevado y con mayores hostilidades", concluyó el informe. "Este patrón militarista persiste durante una época de relativa paz, en la que podría decirse que hay menos amenazas directas a la patria y la seguridad de Estados Unidos".
En ese sentido, Duffy Tof agregó que posterior al 11 de septiembre de 2001 no debería sorprender que Washington optara por utilizar la fuerza militar para "resolver sus problemas”.
El estudio de MEE constató que el final de la Guerra Fría desencadenó las ambiciones militares globales de Estados Unidos. Incluso cuando sus rivales redujeron su intervención militar, Washington "comenzó a intensificar sus hostilidades", lo que dio lugar a una "brecha cada vez mayor entre las acciones de EE.UU. en relación con sus oponentes".
"Los gobiernos estadounidenses siguen dando prioridad a la financiación de su Departamento de Defensa, al tiempo que limita la financiación y las funciones de su Departamento de Estado", afirmó Toft.
En esa estrategia, las intervenciones militares estadounidenses también se han vuelto más oscuras y hoy en día, por ejemplo, bases militares remotas, como el aeródromo de Agadez, en Níger, de 110 millones de dólares, llevan a cabo ataques con aviones no tripulados lejos de la mirada pública en gran parte del Sahel.
La investigación también confirmó que a principios de este año, el gobierno de Biden amplió la huella militar de Estados Unidos en África al revertir la decisión del expresidente estadounidense Donald Trump de retirar las tropas de Somalia, estableciendo así una base militar permanente en el país.