En la madrugada del lunes 6 de septiembre de 2021, a la 1:30, sucedió algo "sospechoso" en la prisión de Gilboa, según el relato israelí.

A las 02:15 de la mañana el jefe de policía del penal realizó consultas y sesión para evaluar la situación, a las 3:30 la autoridad penitenciaria solicitó a la policía rastrear las huellas de tres presos. A las cuatro de la mañana, resultó que la charla era sobre seis presos que escaparon de la prisión de Gilboa, sin encontrar la forma de escapar.

A las cinco y media, la Autoridad Penitenciaria movilizó fuerzas especiales de la "Unidad de Masada", y unidades policiales con guardias fronterizos del ejército israelí, para iniciar operaciones de búsqueda en cooperación con el servicio de seguridad Shin Bet.

A las 05:45, los agentes de seguridad de las localidades vecinas fueron informados de la fuga de los presos, por lo que se instalaron puestos de control, y se declaró alerta total en las fronteras de Cisjordania, y los servicios de seguridad declararon el estado de emergencia y alerta. Lo que no podía pasar pasó, seis presos palestinos cruzaron un túnel que habían excavado en la prisión de Gilboa.

Intentar escapar de cualquier prisión es un acto humano natural. La naturaleza humana aspira y busca la libertad, por eso hemos sido testigos y seremos testigos a lo largo de la historia de un intento de fuga de las prisiones, como el intento ocurrido en 1958, cuando la prisión de Shatta, al norte del Valle del Jordán, registró la mayor fuga de las cárceles israelíes, y fue testigo de batallas en su interior, como la batalla de los intestinos vacíos librada por varios prisioneros. Pero lo que pasó con los prisioneros palestinos que cruzaron el túnel hacia el sol, es diferente en términos de enfoque.

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Seis prisioneros palestinos libraron una doble batalla con el carcelero

Los candados de las prisiones no cerraron la puerta de la esperanza de que los presos palestinos obtuvieran la libertad. Pero el resultado práctico que los presos saben que muy probablemente ocurrirá es su arresto en el acto de la esperanza, o como mártires en la batalla por la supervivencia que están librando.

Sin embargo, los presos excavaron en el suelo, debajo del inodoro, dentro de la celda en la que habían estado juntos durante varios meses. El agujero conducía a una cavidad debajo de la prisión, que se formó durante el vertido de columnas en el proceso de construcción. Se cree que los prisioneros se arrastraron por el hueco hasta llegar a la valla exterior de la prisión, luego cavaron un túnel hasta un camino de tierra al otro lado de la valla y cruzaron.

Muchas personas se preguntan sobre el significado de esta salida, y su corazón se da cuenta que las opciones que tienen ante sí son estrechas, y las posibilidades de volver a prisión están abiertas.

Los seis presos que planeaban salir de prisión tallaron un significado diferente para la resistencia, redefinieron el significado de la persistencia y le recordaron al ocupante, que dice tener un defecto en su memoria, que no disfrutará de noches tranquilas.

Los seis presos se infiltraron en el sistema de seguridad y vigilancia de la prisión de Gilboa, comenzando con muros de hormigón armado, a través de alambre de púas, sensores electrónicos, cámaras y torres de vigilancia, y patrullas militares y perros policía.

Además del vínculo emocional con los prisioneros palestinos, la historia que tuvo lugar en Gilboa es similar a las novelas que solíamos leer y ver en las películas. Seres humanos oprimidos, algunos de los cuales fueron encarcelados durante mucho tiempo, y algunos de ellos están condenados para siempre, y todos los datos de sus vidas y las circunstancias que los rodean, indican una desesperación absoluta, y a pesar de eso, pensaron, planearon, implementaron y salieron a la luz.

Tal vez esto explique por qué la operación de la prisión de Gilboa recibió gran simpatía en la conciencia, y un año después de ocurrida, refuerza la certeza y la esperanza en la victoria, como si todavía estuviera ocurriendo.