El Ministerio de Asuntos Exteriores de Siria reiteró su enérgica condena al régimen turco por privar del agua potable a más de un millón de habitantes en la región de Al-Jazeera, al nordeste de la nación levantina.

Los pobladores de la ciudad de Hasakeh y las comunidades a su alrededor no tienen acceso al agua desde hace más de dos meses, lo cual constituye un acto criminal, inhumano e inmoral, afirmó la cancillería.

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También explicó que las fuerzas turcas presentes ilegalmente en el país y las milicias extremistas locales que operan bajo su mando impiden el funcionamiento de la planta de agua en la ciudad de Ras al-Ain, principal fuente de este líquido.

De acuerdo con la declaración, el hecho de que las Naciones Unidas y sus organizaciones no condenen estas acciones hostiles pone su credibilidad en juego.

Hacer caso omiso a este crimen por parte del demandante de derechos humanos desenmascara sus agendas reales y dobles estándares, denunció.