Amistad de Arabia Saudita con Putin es señal de alarma para Occidente
La relación del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman con el presidente ruso debería ser una importante advertencia para reformular la relación entre Riad y Occidente, dice diario The Guardian.
El diario The Guardian considera en un artículo que la relación del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman con el presidente ruso Vladimir Putin debería ser una importante advertencia para reformular la relación entre Riad y Occidente.
Como dice el refrán, cada foto cuenta una historia, y la imagen del sonriente presidente ruso Vladimir Putin estrechándole la mano al príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman en el partido inaugural de la Copa Mundial de Fútbol Masculina en Moscú en junio de 2018 supuso una alerta temprana y clara para el oeste.
El mensaje, según el periódico británico fue "para aquellos que se preocuparon por prestarle atención". Arabia Saudita, atendida por los británicos durante la época imperial, y sus estrechos vínculos con los ataques del 11 de septiembre perdonados" ya no es el aliado confiable de Washington y Londres que alguna vez fue.
Ibn Salman hizo nuevos amigos. Él mismo rechaza con arrogancia las preocupaciones occidentales sobre los derechos humanos. Al mismo tiempo, según el periódico, está siguiendo una política exterior regional polémica en Yemen y el Líbano, y está construyendo relaciones cercanas con Rusia y China.
Se espera que el gobernante de facto de Riad, de 37 años, gobierne el país durante los próximos 50 años.
Apenas cuatro meses después de su foto con Putin en el campo de fútbol, se produjo el asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi en Estambul. Dos años más tarde, Joe Biden fue elegido presidente de los Estados Unidos. Durante su campaña electoral, describió a Arabia Saudita, e implícitamente a su príncipe heredero, como un "paria" tras el asesinato de Khashoggi. Como presidente, congeló la venta de armas y difundió informaciones de inteligencia sobre la participación de bin Salman en el caso.
"No le fueron exigidas cuentas ni nada cambió", según The Guardian. Además, la visita "bochornosa" de Biden a Riad en julio pasado de este año, y su famoso apretón con el príncipe heredero, era imposible de aceptar. ¿Por qué Biden hizo eso? Era una pregunta con varias respuestas posibles e igualmente insatisfactorias, una pregunta que ahora ha vuelto a atormentarlo, según el diario.
Biden quería que los saudíes y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) impulsaran o al menos mantuvieran la producción de petróleo. Como mínimo, quería bajar el precio de la gasolina para los conductores y consumidores estadounidenses, lo que aumentaría las posibilidades de los demócratas en las elecciones legislativas de mitad de período el próximo mes.
Pero su visita no llegó a buen puerto. Además de eso, la mayoría de los objetivos de Biden, si no todos, se arruinaron la semana pasada cuando la OPEP+, un grupo que incluye a Rusia, decidió reducir la producción de petróleo en dos millones de barriles por día.
Parece que este paso realmente conmocionó a la Casa Blanca, y fue considerado una bofetada personal en la cara del presidente. "Fue humillante", según el diario. "E igual de malo" para Washington, fue una victoria impresionante para Putin.
Aunque el recorte del petróleo puede no marcar una gran diferencia en el precio global, enfrenta a los saudíes y sus colegas, junto a los rusos, contra los hambrientos de energía de Estados Unidos y Europa, una afirmación que los saudíes ahora niegan.
La ira ha ido en aumento desde entonces, ya que los demócratas amenazan con imponer sanciones a la OPEP, suspender la cooperación en defensa y seguridad con Riad, congelar las transferencias de armas, retirar las tropas estadounidenses y lanzar una reevaluación radical de la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita que Biden prometió pero nunca implementó.
Según el periódico, Washington tiene derecho a estar enojado. Aunque es poco probable que se implementen algunas de estas medidas, la relación entre Arabia Saudita y Estados Unidos ha sido y sigue siendo tóxica durante mucho tiempo.
La guerra de Arabia Saudita en Yemen, y las ventas de armas estadounidenses y británicas que la han facilitado, podrían ser un buen punto de partida para cualquier reevaluación por parte de Washington y Londres.
El diario cree que Riad ya no debe ser tolerada implícitamente, especialmente en lo que considera justos temas como el maltrato de las mujeres por parte del régimen saudí, por ejemplo Salma al-Shehab, una estudiante universitaria en Leeds que estuvo encarcelada a causa de sus tuits.
También es inaceptable, según el periódico, la forma en que el régimen intenta lavar su reputación comprando su entrada en el deporte internacional. Por ejemplo, buscando apoderarse del Newcastle United en la Premier League inglesa y financiar prestigiosos torneos de golf y boxeo, utilizando sus petrodólares.
Si bin Salman "realmente prefiere la compañía de Putin, él y su régimen deben pagar un alto precio", tras el apoyo de los líderes y países occidentales. Y debería pensar cuidadosamente sobre lo que eso significa, "especialmente para la futura defensa de su reino contra los misiles y drones de Irán", informó el periódico.
Lo más importante, concluyó el artículo de The Guardian, "Estados Unidos y las democracias occidentales deben demostrar con sus acciones que la batalla global en el siglo XXI por la libertad y la democracia... Es tan importante, decisiva y épica, que no se puede cambiar por un barril de petróleo barato".