El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se mantiene en silencio, sin decir si acepta o no la derrota electoral, tras perder el balotaje del domingo frente a Luiz Inácio Lula da Silva.

Según la tradición en Brasil, el candidato derrotado suele llamar al vencedor para felicitarle la misma noche de las elecciones, pero en este caso no ha ocurrido así.

Mientras Lula protagonizó una multitudinaria celebración en la Avenida Paulista de Sao Paulo, la arteria principal de la capital económica de Brasil, Bolsonaro se encerró en el Palacio de la Alvorada, la residencia presidencial en Brasilia, sin hacer ningún tipo de manifestación.

De acuerdo con la prensa local, hacia las 22.00 horas de la noche las luces de la morada se apagaron, sin que Bolsonaro hablara con ninguno de sus ministros. 

A juicio de expertos, la intensa campaña llevada a cabo por Bolsonaro en los últimos meses contra la fiabilidad del sistema electrónico de voto, podría desatar temores de que el mandatario no acepte su derrota, si se tiene en cuenta el margen de votación, considerado el resultado más estrecho desde la redemocratización del país.

Por otro lado, los tres hijos del presidente –el senador Flávio, el diputado Eduardo y el concejal Carlos– tampoco reaccionaron.

Sin embargo, con el paso de las horas varios colaboradores y aliados de Bolsonaro aceptaron los resultados.