Estados Unidos y su doble moral hacia Cuba que mata
EE.UU. tiene la responsabilidad moral y democrática de seguir el orden internacional que dice defender y poner fin al bloqueo a Cuba
Estados Unidos tiene la responsabilidad moral y democrática de seguir el orden internacional que dice defender y poner fin al embargo (bloqueo) a Cuba, según un análisis que publicó el sitio digital antiwar que hace una valoración de los daños causados por Washington a la nación antillana durante cerca de 62 años de su política de hostilidad.
En un fundamentado análisis Ted Snider, filosofo y analista de patrones en la política exterior y la historia de Estados Unidos hace un acercamiento a la fallida política de la Casa Blanca y al voto de apoyo de la mayoría de los países a las demandas de Cuba en Naciones Unidas.
Los votos de la Asamblea General de la ONU no son legalmente vinculantes. Pero Estados Unidos ha insistido recientemente, en otros contextos, en que los votos reflejan la opinión mundial y tienen un peso moral y democrático. Si eso es cierto, entonces Estados Unidos tiene la responsabilidad moral y democrática de seguir el orden internacional que dice defender y poner fin al embargo a Cuba, subrayó el experto en alusión al doble rasero de Washington.
En su aproximación al tema “El Embargo a Cuba: Aislando a América”, Snider señaló que “Estados Unidos, a pesar de toda su elevada retórica de orden internacional y democracia, ignora la voz de la Asamblea General de las Naciones Unidas y sigue matando de hambre al pueblo de Cuba”, nada lejos de la verdad y que la mayoría de los análisis señala como una de las principales causas del descontento en la isla, impulsado por los hacedores de política en la Florida.
En treinta votaciones consecutivas desde 1992, la Asamblea General de la ONU ha condenado por abrumadora mayoría el embargo de Estados Unidos a Cuba, y este año, el 3 de noviembre, la condena a EE.UU. fue aún más fuerte. EE.UU. perdió a uno de sus aliados que se abstuvo y fue condenado por el mundo por 185 votos a favor y 2 en contra. Sólo "Israel" votó con EEUU, y sólo Ucrania y Brasil se abstuvieron.
Explica el analista que William LeoGrande, profesor de Gobierno en la American University y especialista en la política exterior de EE.UU. hacia América Latina, me dijo que "la reciente votación de la ONU representa el más completo repudio al embargo de EE.UU. por parte de la comunidad mundial desde que la resolución anual fue introducida por primera vez hace 30 años".
Los cambios en los patrones de voto de Brasil y Colombia son pronósticos reveladores de las futuras condenas de la ONU a EE.UU. En 2021, Colombia se abstuvo. Pero la elección este año de Gustavo Petro como presidente puso fin a una larga línea de presidentes que juraron lealtad a Estados Unidos. Colombia ha sido durante mucho tiempo la clave de la proyección estadounidense en América Latina
Biden ha "dicho muchas veces que Colombia es la piedra angular de la política estadounidense en América Latina y el Caribe". Ha calificado la relación entre las dos naciones como "la asociación esencial que necesitamos en este hemisferio", y a Colombia como "el eje... de todo el hemisferio", señaló en su exposición Snider.
En la votación de la Asamblea General de este año, la Colombia de Petro se desmarcó y votó en contra de Estados Unidos. Un mes antes, en octubre, Petro pidió al Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, que retirara a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo", ejemplos citados que deberían abrir las entendederas a los políticos estadounidenses, si las tienen, de que ganarán cambiando su enfoque político hacia Cuba.
Petro y el presidente de Venezuela, Maduro, discutieron recientemente el fortalecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, de la que Cuba es miembro, lo que puede o debe restar un “socio confiable” a quien recurrir en América latina para justificar acciones contra Cuba.
LeoGrande calificó la abstención brasileña de este año como "un disparo ideológico de despedida de Bolsanaro". Será la última de Brasil, apuntó Snider.
Explicó que con la reciente elección de Lula da Silva como presidente de Brasil, este país volverá a una política de ruptura con la hegemonía estadounidense en la región y a poner el acento en la integración regional, donde por supuesto, estará Cuba.
Las elecciones de Gustavo Petro en Colombia y de Lula da Silva en Brasil pronostican un repudio y un aislamiento aún más fuertes de Estados Unidos en futuras votaciones de la Asamblea General condenando el embargo.
Al respecto, Snider recuerda argumentos que cuestionan la política hacia la isla caribeña. El 25 de enero de 1960, el presidente Eisenhower sugirió que la marina estadounidense pusiera a Cuba en "cuarentena". "Si tienen hambre", dijo el presidente, "echarán a Castro". Su embajador en Cuba, Philip W. Bonsal, le reprendió con un recordatorio moral: "No debemos castigar a todo el pueblo cubano por los actos de un hombre anormal".
Menos de un año después, subrayó Snider, esa contención moral se había desintegrado. En octubre, EE.UU. prohibió las exportaciones a Cuba, excepto los alimentos y las medicinas, plantando la semilla del embargo que se mantiene en Cuba hasta el día de hoy. En febrero de 1962, Kennedy regaría esa semilla y encerraría al pueblo de Cuba bajo un completo embargo económico. Con creciente crueldad, en enero de 1964, Johnson pasó a incluir los alimentos y las medicinas en el embargo. En 2018, ese embargo había costado a Cuba 130.000 millones de dólares, según la ONU.
El analista remarcó que Estados Unidos ha estrangulado al pueblo de Cuba durante sesenta años en un intento de mantener la hegemonía en su patio trasero y de estrangular formas alternativas de gobierno. Pero también, me dijo LeoGrande, "sigue oponiéndose a la resolución anual en parte por inercia: una política que se aplica tiende a mantenerse".
El cinismo electoral también influye. LeoGrande dijo que la política de Biden es también "en parte porque abstenerse, como lo hizo el gobierno de Obama en 2016, sería denunciado por los republicanos de Florida como Biden siendo suave con el comunismo en la víspera de las elecciones de mitad de período".
La retórica, la prepotencia, la falta de voluntad política y de discernimiento para ver que unos pocos votos de sectores conservadores no representan la política de millones de personas en un país, deberían llevar a la Casa Blanca a replantear el diálogo con Cuba y utilizar ese viraje como un elemento para el lanzamiento de un nuevo enfoque hacia la isla y hacia toda la América Latina, estiman hoy analistas.
Mientras eso no pase, otros como China y Rusia, seguirán copando los espacios vacios que dejan la inacción y las buenas políticas en América Latina.