Un verdadero viernes negro para los consumidores europeos
Dueños de establecimientos comerciales temen que las compras navideñas no sean abundantes como en años anteriores, por los altos precios y el temor a gastar ante la crisis que viven.
Los dueños de establecimientos comerciales europeos temen que las compras navideñas sean las peores en una década, con clientes reacios a gastar y los precios por las nubes.
Las esperanzas están centradas en las ofertas especiales del llamado Black Friday (viernes negro) para estimular la compra, aunque la temporada llega en medio de una crisis cada vez más profunda del costo de vida.
Mientras, los comerciantes y tenderos del viejo continente sufren el aumento del costo de las actividades operativas de sus negocios, sin ninguna indicio de disminución, para reducir el margen de beneficio.
La inflación de dos dígitos redujo el poder adquisitivo de los consumidores y su confianza en el mercado está en su punto más bajo o cerca de él, debido a las altas facturas de la energía.
La investigación realizada por Global Data para Future Codes predice que los británicos gastarán ocho mil 700 millones de euros unos 10 mil 500 millones de dólares en el fin de semana de rebajas del Black Friday, del 25 al 28 de noviembre, un 0,8 por ciento de sus gastos anuales, una disminución significativa, teniendo en cuenta la inflación.
Según McKinsey Consulting, los consumidores aprovecharán el Viernes Negro de este año, para adquirir las ofertas y los regalos navideños en lugar de hacer compras más grandes y demoradas.
El sitio europeo de comparación de precios Edilo afirmó que el 65 por ciento de los compradores italianos en línea están listos para obtener al menos un producto durante esos descuentos.
En Francia, una investigación de Price Water House Coopers indicó que el 70 por ciento tiene la intención de comprar en el Black Friday y el Cyber Monday, el lunes posterior al feriado de Acción de Gracias en Estados Unidos.
Las sanciones contra Rusia provocaron el disparo de los costos de la energía y la inflación llegó a niveles no vistos en décadas en las principales economías, para llamar a los bancos centrales a incrementar las tasas de interés en un intento por calmar los precios desbocados (galopantes).